El río Allia
según Tito Livio cruzaba la vía Salaria a la undécima
milla (mapas
1 y 1a), y descendía de
los Crustumini montes, los montes de Crustumerium, actualmente nombrados colinas de la Marcigliana,
altos de 80 a 120 metros sobre el nivel del mar: parece que los
Romanos daban a la palabra "monte" un significado
más amplio que nosotros. El Allia por lo tanto se identifica
con el actual "Fosso Maestro" (es decir canal Maestro,
incluso la palabra "río" fuera quizá utilizada
de una manera más enfática que hoy), en el territorio
de la Marcigliana, en el 4to
Distrito del Ayuntamiento de Roma, a casi 3 km de los límites
del Ayuntamiento de Monterotondo.
El "río" Allia es cruzado por la vía Salaria
al kilómetro 18,300, (procedendo de Roma es inmediatamente
después el vivero de plantas: "vivai Marcelli"),
en una curva a la derecha, foto 1 y mapa 2), pocos metros después
de recibir el Fosso della Regina (canal de la Reina, foto 2 y mapa 3),
y luego corre paralelo al Tiber (rectificado como canal de riego),
en el cual desemboca a la altura de la salida de Settebagni (foto 3) del enlace de autopista
Fiano-GRA (es el último canal sobrepasado por la autopista
antes de la salida, procedendo de Florencia, al kilómetro
19). En la foto
4 se puede
ver el río Allia desde la línea ferroviaria de alta
velocidad Roma-Florencia.
El 18 de julio de 390 adC (Dies quartus decimus ante Kalendas
Augustas) el río Allia fue teatro de una de las batallas
más famosas de la era romana.
Los Galos Senones, conducidos por Breno, bajaron de sus zonas de reciente asentamiento en las Marcas y en Romaña y, después de haber atacado la ciudad de Chiusi, se dirigieron directamente hacia Roma. Según Estrabón los Senones atacaron a Roma junto con los Gesates, que probablemente no eran un verdadero pueblo sino solo mercenarios de los Galos. Cuando llegaron a 11 millas de la ciudad, cerca del sitio de la ciudad de Crustumerium, que por otra parte probablemente no existia más, entraron en batalla con los Romanos, que habian alineado un ejército inexperto, empujados por el terror suscitado por las noticias llegadas de las regiones atravesadas por las hordas gálicas.
Los Romanos fueron
aterrorizados por los Galos, sea por su conducción de guerra
impetuosa, acompañada por cantos y gritos feroces, y por
el batir de las armas sobre los escudos, sea por su aspecto, con
pelo largo, pecho desnudo y cara pintada, rasgos nunca vistos
en los enemigos afrontados en las precedentes guerras en Italia
y en el Mediterraneo.
Los Galos eran mucho más numerosos, y los Romanos, para
evitar de ser cercados, alinearon el ejército en un frente
ancho pero con escaso espesor; Breno primero atacó el ala
derecha del ejército romano, que se alineaba sobre la colina
de la Marcigliana, y era constituida por cuerpos auxiliares. El
condotiero galo temia que el escaso numero de los Romanos en el
ala ocultara una trampa, o sea un número más grande
de soldados escondidos, para cercar los Galos si hubieran atacado
el despliegue romano en el centro; en cambio el ala derecha romana
se desbandó rápidamente y ésto causó
la quiebra del entero despliegue. La gran parte del ejercito romano
intentó huir hacia Veyos atravesando a nado el Tiber, y
muchisimos soldados ahogaron por el peso de la coraza y la incapacidad
de nadar.
Las víctimas realmente caídas en combate fueron
relativamente pocas, más bien, según Livio, no hube
ninguna en absoluto, y muchos se morieron traspasados a las espaldas
por los conmilitones en el gentío de la fuga. Los que lograron
huir en Veyos, siempre según Livio, no cuidaron enviar
noticias a Roma, mientras que los supervivientes del ala derecha,
la primera a ser atacada, se precipitaron en Roma y se refugiaron
en la ciudadela capitolina sin del todo preocuparse de cerrar
las puertas de la ciudad.
Las noticias de la batalla llegó hasta en Grecia: lo supo
Aristóteles y Heráclides la transformó en
una derrota imaginaria contra los Hyperbóreos (pueblo mitológico
del extremo norte), mientras para los Romanos el día de
esta batalla quedó por siglos un día funesto (véase
el capítulo siguiente: dies Alliensis), recordado
también por Virgilio en la Eneida (VII, 717): infaustum ... Allia
nomen.
Según Livio los Galos fueron asombrados por la facilidad
de la victoria y escamados por el hecho que las puertas de Roma
fueran abiertas, como les señalaban sus exploradores, y
se pararon entre Roma y el río Aniene, antes de atacar,
mientras que según Plutarco la demora en proseguir la ofensiva
fue debida a los festejos para la victoria y a la división
del botin.
Pero, por fin, tres días después de la batalla,
los Galos entraron en Roma por la Puerta Collina, y pusieron en
estado de sitio la ciudadela capitolina, en la cual los pocos
defensores se habían atrincherados (aquí occurrió
el episodio de los gansos del Capitolio), hasta que la ciudad
se rendió por hambre y fue saqueada y incendiada.
De hecho muchos de los habitantes ya se habían abrigado
después de la batalla, huyendo en el monte Janículo,
en Caere, en Veyos y en las otras ciudades en los alrededores.
Al principio los Galos fueron cogidos por miedo reverencial, según
lo testimoniado por el episodio de los patricios romanos: sentaban
hieráticos en el Foro y fueron confundidos con estatuas
por los Galos, por su majestad y su vestuario, hasta que uno de
los bárbaros intentó tirar de la barba a uno de
ellos, Marco Papirio, que reaccionó golpeándolo
con su cetro de marfil, instigando la rabia de los Galos y provocando
así la matanza.
Los Galos ocuparon Roma por casi un año (siete meses según
Polibio, Historias, II, 17), hasta que, según la
leyenda, Furio Camilo reconquistó la ciudad, aunque se
probablemente fueron los Galos que decidieron de coger la calle,
después de cobrar un fuerte rescate (aquí occurrió
el episodio del "Vae Victis!" ¡Ay
de los vencidos!" de Breno) firmando un tratado de la
paz que duró un siglo
Solamente seis años después de la batalla, en 384
adC, los habitantes de Praeneste, en guerra contra los Romanos,
eligieron como campo de batalla el río Allia, esperando
que los Romanos tuvieran por el sitio el mismo miedo reverencial
que tenian por la fecha, pero en cambio fueron derrotados por
el condotiero romano Lucio Quincio Cincinato, que continuó
persiguiendolos hasta conquistar la misma ciudad de Praeneste
(Livio, VI, XXVIII-XXIX).
Referencias bibliográficas:
Tito
Livio, Historia de Roma, V, 36-40
Plutarco, Vidas paralelas, I, vida de Camilo, XIX-XX
Polibio, Historias, II, 17-22;
Estrabón, Geografia. Italia, V, 1,6;
http://www.sacred-texts.com/neu/celt/mlcr/mlcr01.htm
http://www.cronologia.it/storia/aa390.htm
http://www.archeorm.arti.beniculturali.it/crustumerium/SUBMENUCRONO/cronotardarep.htm
http://www.archeorm.arti.beniculturali.it/crustumerium/SUBMENUCRONO/cronomediarep.htm
http://www.storiaspqr.it/
http://www.celt.net/Celtic/celtopedia/c.html (capítulo:
"Celts in battle")
http://www.livius.org/a/battlefields/allia/allia.html
http://omega.cohums.ohio-state.edu:8080/hyper-lists/bmcr-l/2000/0081.html
El 18 de julio,
fecha de la batalla tuve un tan grande impacto sobre Roma, que
quedó en el calendario romano como dies Alliensis (Varrón,
De Lingua Latina VI, 32;
Floro,
Compendio de la Historia Romana, I 7,7.),
y fue indicado como día nefasto (de ne fas, ilícito),
en que no era permitido cumplir con actos públicos, administrar
justicia y llevar a cabo negocios, como memoria de la derrota
más vergonzosa de la historia republicana (Livio, VI,
2). Plutarco refiere que el dies Alliensis era tan nefasto
que, por causa de éste, otros dos días al mes eran
considerados tales. También Ovidio en la Ars
amatoria (I,
412-413) recuerda el día infausto: Tu licet incipias,
qua flebilis Allia luce / Vulneribus Latiis sanguinolenta fui,
Casi 500 años más tarde Vitelio fue criticado
por haber asumido el cargo de máximo Pontífice en
el dies Alliensis, acusándolo por lo tanto de ser
ignorante de cuestiones tanto humanas como divinas (Suetonio,
Vit 11). Según un sitio romañolo de la lega
norte (no lo enlazo, por respeto de mis antepasados de Rímini),
el día del Allia sería una fiesta nacional de la
padania, siendo el aniversario de una victoria de los celtas sobre
Roma (que ellos escriben con letra inicial minúscula: ¡qué
ignorantes!), y de hecho, siendo esa victoria grosso modo la única
en el espacio de casi 1000 años, quizá es oportuno
que festejen. Según Plutarco, en el mismo día de
87 años antes (477 adC), ocurrió la otra derrota
del río Cremera (pocos kilómetros en línea
directa del Allia) donde los Etruscos habían matado en
batalla 300 miembros de la gens Fabia, en el dies Alliensis
del año 64 empezó el incendio de Roma (lo que fue
atribuido a Nerón), que duró 6 días. El día
después del dies Alliensis, el 19 julio de 1943
Roma fue bombardeada por los aliados, y el 20 julio 2001, justamente
en los Crustumini Montes, me caí de mi bicicleta,
y me producí abrasiones a los codos y a las rodillas: cuidado
con el dies Alliensis!
Referencias bibliográficas:
http://italia.novaroma.org/viaromana/calendario.htm
http://www.clubs.psu.edu/aegsa/rome/jul16.htm
http://kenji.chungnam.ac.kr/my/references/phrase/data/33.html#alliensis
http://www.daltai.com/proverbs/weeks/week77.htm
http://www.celt.net/Celtic/celtopedia/c.html
(capítulo:
"Celts in battle")
Las Lucárias
eran fiestas consagradas a los bosques y se celebravan entre el
19 y el 21 julio (a.d. XIV-XII Kalendas Augustas), días
sucesivos al Dies Alliensis, en un bosque (lucus) entre
la vía Salaria y el Tiber, por agradecimiento a los bosques
por el abrigo dado a los soldados Romanos supervivientes de la
batalla del río Allia (Festo, De Verborum Significatione).
Tito Livio cuenta de dos prodigios ocurridos en 177 adC durante
los preparativos por una expedición militar en España.
Un meteorito había caído en un lucus sagrado
a Marte, y un pájaro sagrado al dios Sancus había
quebrado una piedra con su pico. No se puede excluir que el lucus
en objeto sea aquél en el cual los Romanos celebraban las
Lucárias.
Según otra interpretación las fiestas eran dedicadas
genericamente a todos los bosques y las divinidades silvanas,
mientras según Ovidio (Fasti 2,
67) eran
fiestas consagradas a un asilo que Rómulo habría
fundado cerca del Tiber (tum quoque vicini lucus celebratur
Alerni, /qua petit aequoreas advena Thybris aquas).
Plutarco (Cuestiones Romanas,
88), explica que el dinero gastado para las fiestas públicos
fue llamado "lucar" porque alrededor de la ciudad habían
boscajes sagrados (luci) consagrados a los dioses. Los
ingresos sacados desde los boscajes eran destinados a los públicos
espectáculos.
Quizá las Lucárias se pueden identificar con rituales
propiciatorios hacia los espíritus (genii) habitantes
y protectores de los bosques. Según Catón (De Agricultura,
139 - 140),
estos rituales se efectuaban en los bosques antes de talarlos
por poner el terreno en cultivo, o de todos modos antes de roturar
un terreno inculto, y consistian en sacrificar un cerdo y en pronunciar
fórmulas propiciatorias, que eran repetidas durante los
día de duración del trabajos, y se tenían
que repetir desde el principio en caso de que el trabajo fuera
suspendido o de interferencia con otras fiestas religiosas. Según
otras fuentes las Lucárias habrían sido en honor
a Lucária, madre de Roma, la mujer legendaria que dio su
nombre a la ciudad, y a Rhea Silvia madre de Rómulo y Remo.
Parece que ya desde la última edad republicana las
Lucárias no fuesen más mucho seguidas.
Referencias bibliográficas:
SCHEID
John (2009) Rito e religione dei Romani. Sestante, Bergamo.
STARA TEDDE Giorgio (1905) I boschi sacri dell'antica Roma.
Bullettino della Commissione Archeologica Comunale di Roma,
XXIII, 189-232.
http://www.capitolium.org/ita/ludi/feste.htm
http://www.ukans.edu/history/index/europe/ancient_rome/E/Roman/Texts/Plutarch/Moralia/Roman_Questions*/D.html
http://progetti.webscuola.tin.it/multilab/udin02/fr/lucaria.htm
http://www.novaroma.org/forum/mainlist/2002/2002-07-19.html
http://www.maat.it/livello2/luglio-01.htm
http://www.novaroma.org/religio_romana/cato_dig.html