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XXI. De stabulis equorum et boum. Stabula equorum uel boum, meridianas quidem respiciant partes, non tamen egeant a septemtrione luminibus, quae per hiemem clausa nihil noceant, per aestatem patefacta refrigerent. Ipsa stabula propter ungulas animalium ab omni umore suspenda sint. Boues nitidiores fient, si focum proxime habeant et lumen intendant. Octo pedes ad spatium standi singulis boum paribus abundant et in porrectione quindecim. Plancae roboreae subponantur stationibus equorum, ut iacentibus molle sit, stantibus durum. |
XXI. Los establos para los caballos y los vacunos. Los establos para caballos y vacunos, deben por cierto ser orientadas hacia el sur, pero no deben faltar ventanas orientadas hacia el norte, que se puedan cerrar en invierno para evitar daños al ganado, y abrirs en verano para refrescarlos. Los establos deben ser hechos de modo que las pezuñas de los animales sean suspendidas más arriba de cualquier líquido. Los bueyes se quedarán mejor si tendrán un hogar cerca de ellos así que puedan volverse hacia la luz. Para cada pareja de bueyes, un espacio de ocho pies es absolutamente bastante si están de pie, y quince pies si estan tendidos. Además se deben poner tablones de roble bajo la cama de los caballos, de modo que los animales sean cómodos cuando estan tendidos, y el suelo sea duro cuando están de pie. |
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III. De proscindendis agris et iungendis bubus uel arandi
disciplina. (...) boues melius collo quam capite iunguntur: quos, ubi ad uersuram uenerint, arator retineat et iugum propellat, ut eorum colla refrigerentur |
III. La aradura y el enyugue de los bueyes o la disciplina
de la aradura. (...) los bueyes deben ser enyugados por el cuello más bien que por la cabeza: de modo que, cuando alcanzan el extremo del surco, el labrador los detenga y empuje el yugo arriba, refrescando por lo tanto sus cuellos. |
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XI. De conparandis bubus, tauris, uaccis. Hoc mense conparandi sunt boues, qui tamen, siue de nostris capiantur armentis siue emantur, idcirco nunc parabuntur utilius, quia necdum sagina temporis pleni aut celare possunt fallaciam uenditoris et uitia sua aut ad repugnandum domiturae contumacem pleni roboris exercere fiduciam. [2] Haec tamen signa spectanda sunt in bubus, seu de nostro seu de alieno grege fuerint conparandi, ut sint bones nouelli, quadratis et grandibus membris et solidi corporis, musculis ac toris ubique surgentibus, magnis auribus, latae frontis et crispae, labris oculisque nigrantibus, cornibus robustis ac sine curuaturae prauitate lunatis, patulis naribus et resimis, ceruice torosa atque conpacta, palearibus largis et circa genua fluentibus, pectore grandi, armis uastis, uentre non paruo, porrectis lateribus, latis lumbis, dorso recto et plano, cruribus solidis, neruosis et breuibus, ungulis magnis, caudis longis ac setosis, pilo totius corporis denso ac breui, rubei maxime coloris aut fusci. [3] Melius autem boues de uicinis locis parabimus, qui nulla soli aut aeris uarietate temptentur. Aut si hoc deest, de locis similibus ad similia transferamus. Illud ante uniuersa curandum est, ut uiribus ad trahendum conparentur aequales, ne ualentioris robur alteri pro curet exitium. In moribus haec consideranda sunt. Sint arguti, mansueti, timentes hortamen clamoris ac uerberis, cibi adpetentes. Sed si regionis ratio patitur, nullus melior cibus est quam uiride pabulum. Vbi uero deest, eo ordine ministretur, quo pabuli copia et laborum coget accessio. [4] Nunc tauros quoque, quibus cordi est armenta construere, conparabit aut his signis a tenera aetate summittet, ut sint alti atque ingentibus membris, aetatis mediae et magis, quae iuuentute minor est, quam quae declinat in senium, torua facie, paruis cornibus, torosa uastaque ceruice, uentri substricto. Vaccas etiam nunc maxime parabimus: [5] sed eligemus forma altissima, corporis longi, uteri capacis et magni alta fronte, oculis nigris et grandibus, pulchris cornibus et praecipue nigris, aure setosa, palearibus et caudis maximis, ungulis breuibus et cruribus nigris et paruis, aetatis maxime trimae, quia usque ad decennium fetura ex his procedet utilior. Nec ante aetatem trimam tauros his oportet admitti. [6] Sed erit studium diligentis amotis senioribus nouellas subinde conducere et steriles aratro ac laboribus deputare. Graeci adserunt, si mares creare uelis, sinistrum tauri in coitu ligandum esse testiculum, si feminas, dextrum: tamen tauros diu ante abstinendos, ut, cum tempus est, acrius in causas dilati feruoris incumbant. [7] Sed his armentis hieme maritima et aprica loca, aestate opaca paremus ac frigida, montana maxime, quia melius frutectis et his herba internascente saturentur. Quamuis circa fluuios recta propter loca amoena pascantur, fetura tamen aquis tepidioribus adiuuatur, unde magis utilius habentur, ubi pluuialis aqua tepentes format lacunas. [8] Tolerat tamen frigus hoc armenti genus et potest facile hibernare sub diuo: quibus tamen septa fieri propter iniuriam grauidarum conuenit laxiora. Stabula uero utilia sunt strata saxo aut glareis aut harenis, deuexa aliquatenus, ut umor possit elabi, parti meridianae obuersa propter flatus glaciales, quibus aliquis resistere debet obiectus. |
XI. La compra de bueyes, toros y vacas. En este mes se deben procurar los bueyes, que sin embargo, sea que los eligimos desde nuestra manada, o los compramos, apenas ahora serán elegidos de la manera mejor porque, no estando todavía saciados por la comida de la epoca, ellos no pueden ocultar el engaño del vendedor y sus propios defectos o aún no pueden confiar en su proprio vigor y obstinarse en rechazar la doma. [2] Éstos son los caracteres que mirar en los bueyes, sea si los elegimos desde nuestra manada, o desde otras, para conseguir buenos bueyes jóvenes: deben tener miembros vigorosos y anchos, ser de complexión recia, con las prominencias de los músculos resaltando en todo el cuerpo, con oídos anchos, frente amplia y rizada, labios y ojos negros, cuernos fuertes y en forma de media luna y sin defectos de curvatura, con narinas anchas y volvidas hacia arriba, cuello musculoso y compacto, papada amplia que pinga abajo hasta las rodillas, pecho ancho, hombros amplios, vientre no pequeño, extendido a los flancos, lomos anchos, dorso recto y plano, piernas sólidas, vigorosas y cortas, pezuñas grandes, cola larga y sedosa, pelo tupido y corto en todo el cuerpo, mejor si rojo o pardo. [3] Es mejor procurarse bueyes de países vecinos, así que no sean perjudicados por el cambio del aire y del clima. O, si no tenemos bueyes locales, los transferimos de zonas con un clima similar. Antes de cualquier otra cosa se debe prestar la atención en procurarse bueyes de igual pujanza en tirar del arado, de modo que la fuerza del más vigoroso no provoque la consumición del otro. Con respecto al temperamento se deben considerar estas características: deben ser vivarachos, mansos, temerosos de las órdenes, dadas a voz o por el látigo, de buen apetito. Si la región lo provee, no hay alimento mejor que el forraje verde. Donde en lugar la región carece, se da forraje en la medida permitida por la disponibilidad del alimento y del trabajo que le pedimos hacer. [4] Ahora compraremos también los toros, a los cuales incumbe la tarea de construir la manada, o se criarán los que desde la más tierna edad revelan estos signos: deben ser altos y con miembros imponentes, de edad mediana y más próximos a la juventud que declinando hacia la vejez, con actitud amenazadora, cuernos pequeños, cuello musculoso y ancho, vientre estrecho. Necesitamos también procurar sobretodo las vacas: [5] las elegiremos de grande alzada, tronco largo, vientre grande y espacioso, frente alta, ojos negros y anchos, cuernos bonitos y principalmente negros, oídos hirsutos, papada muy ancha y cola larga, pezuñas cortas y pies pequeños y negros, de edad no sobre tres años, puesto que de esta manera podrán parir facilmente hasta la edad de diez años. Es mejor no llevarlas al toro antes de su tercer año de edad. [6] Será una tarea del criador cuidadoso, después de quitar de la manada las vacas más viejas, de elegir inmediatamente después las nuevas novillas y de asignar las vacas estériles al arado y al trabajo en los campos. Los Griegos dicen que, si deseamos generar toros, durante la cubrición tenemos que atar el testículo izquierdo del toro, o el derecho, si deseamos vacas; dicen también que los toros tengan que quedarse largo rato en abstinencia, de modo que, cuando será el tiempo, se lancen con más ardor por la lujuria acumulada. [7] Entonces en invierno abrigamos estas manadas en lugares asoleados cerca del mar, y en verano en lugares sombríos y frescos, sobretodo en lugares de montaña, de manera que se sacien mejor con los arbustos y la hierba que crece entre ellos. Si es posible se envien pastar cerca de los ríos, cerca de lugares agradables, puesto que la gestación es ayudada por aguas tibias, por lo tanto es mejor tener las vacas donde el agua pluvial forma lagunas tibias. [8] Esta clase de ganado tolera bien aún el frío y puede facilmente pasar el invierno al sereno: de todas formas se deben proveer corrales espaciosos para evitar que las vacas grávidas estén perjudicadas. Los establos se pavimentan mejor con piedra, balasto o arena, con una leve pendiente, de modo que los líquidos puedan drenar, y es mejor que sean orientadas hacia el sur por causa de los vientos helados, de los cuales deben dar un cierto abrigo. |
XII. De domandis bubus. Hoc mense ultimo domandi sunt trimi boues, quia post quinquennium bene domari non possunt aetatis repugnante duritia. Capti ergo statim domentur, qui quidem prius, cum teneri fuerint, frequenti manus adtrectatione mansuescant. Sed stabulum noui boues largioribus spatiis habere debebunt, ut et ante stabulum loca nullis concludantur angustiis et producti non aliqua uitientur offensa. [2] In ipso uero stabulo adseres transuersi a terra septem pedibus alti configantur. Ad quos boues ligentur indomiti. Tunc eligis absolutam tempestatibus et inpedimentis omnibus diem, qua capti perducantur ad stabulum. Quorum si nimia fuerit asperitas, uno die ac nocte inter uincula mitigentur atque ieiunia. Tunc appellationibus blandis et inlecebris oblatorum ciborum, non a latera neque a tergo, sed a fronte accedens bubulcus admulceat naresque et terga pertractet mero subinde conspergens, hac tamen cautione, ne aliquem calce contingat aut cornu. Quod uitium, si in primordiis effectui sibi cessisse senserit, obtinebit. [3] Tunc mitigatis os et palatum salibus frica et in gulam demitte praesulsae adipis librales offas et uini sextarios singulos cornu infundente per fauces: quae res intra triduum totius saeuitiae iram resoluet. Aliqui eos inter se iungunt ac docent onera temptare leuiora: et, quod utile est, si arationi parantur, subacto prius solo exercendi sunt, ut nouus labor tenera adhuc colla non quasset. [4] Expeditior autem domandi ratio est, ut asperum bouem mansueto et ualido boui coniungas, quo ostendente facile ad omnia cogetur officia. Si post domituram decumbit in sulco, non adficiatur igne nec uerbere, sed potius, cum decumbit, pedes eius ita ligentur uinculis, ut non possit progredi aut stare uel pasci. Quo facto siti ac fame lassatus carebit hoc uitio. |
XII. La doma de los bueyes. En este último mes se deben entrenar los bueyes de tres años, puesto que después del quinto año de edad no pueden ser domesticados de una manera eficaz porque en esa edad rechazan ser tratados de manera dura. Una vez que se elijan deben ser domesticados inmediatamente, si previamente, cuando todavía estaban jóvenes, fueron acostumbrados a ser tocados con frecuencia por la mano del hombre. De todas formas los bueyes nuevos deben tener un lugar más ancho en el establo, y el espacio delante no debe ser reducido por estrechamientos, para que, cuando se llevan al exterior, no sufran ninguna herida. [2] En los mismos establos se deben plantar palos altos siete pies desde el suelo. Los bueyes indomados serán atado a esos. Entonces será elegido un día libre desde el mal tiempo y desde diligencias, en el cual, después de capturarlos, se deben conducirlos al establo. Y si su agresividad es excesiva, será calmado dejándolo un día y una noche atado y en ayunas. Entonces el labrador los llamará suavemente y los tentará ofreciendo alimento, no acercandose por el lado ni por detrás, sino por delante, frotará ligeramente sus narinas, palpará sus nalgas y después los rociará con vino, cuidando que ningún buey pueda golpearlo con coces o cornadas. Los animales guardarán este vicio, si las primera vez se enterarán que permitimos que lo hagan. [3] Entonces, puesto que se hayan calmados, se debe frotar su boca y paladar con la sal, después se les hacen tragar bocados de una libra de lardo salado y, con el auxilio de un cuerno usado como embudo, se le vierte adentro la garganta un sextario (0.5 l.) de vino cada uno; este tratamiento por tres días hará desaparecer la agresividad de su estado salvaje. Alguien los ata y les entrena para intentar con pesos ligeros; es también útil, con los bueyes destinados a arar, hacerles entrenar sobre un terreno ya labrado previamente, de modo que el nuevo trabajo no arruine sus cuellos todavía blandos. [4] La manera más rápida de domesticar es de enyugar un buey reacio con otro manso y activo, que con su ejemplo coaccione facilmente la voluntad del otro para cumplir con cada tarea. Si después de la doma el buey se tende en el surco, no se debe intervenir ni con el fuego ni con el látigo, en cambio es mejor, cuando se tenda, atarle las patas con una cuerda, de modo que no pueda caminar, estar de pie o pastar. Haciendo esto, debilitado por la sed y el hambre, perderá este vicio. |
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VI. De armentis. Hoc mense uituli nasci solent, quorum matres abundantia pabuli iuuentur, ut sufficere possint tributo laboris et lactis. Ipsis autem uitulis tostum molitumque milium cum lacte misceatur saliuati more praebendum. |
VI. El ganado. En este mes generalmente nacen los becerros, cuyas madres se aprovechan de la abundancia de los pastos, y pueden ser capaces de abastecer tanto el trabajo como la leche. A los becerros se debe dar mijo molido y tostado mezclado con leche, para facilitar la salivación. |
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VII. De armentis. Nunc castrandi sunt uituli, sicut Mago dicit, tenera aetate, ut fissa ferula testiculi conprimantur et paulatim confracti resoluantur. Sed hoc luna decrescente uerno uel autumno fieri debere praecepit. Alii ligato ad machinam uitulo duabus angustis regulis stagneis sicut forcipibus ipsos neruos adprehendunt, qui Graece cremasteres dicuntur. [2] His conprehensis tentos testiculos ferro resecant et ita recidunt ut aliquid de his capitibus neruorum suorum dimittatur haerere. Quae res et sanguinis nimietatem prohibet et non omnino iuuencos subducto robore uirilitatis effeminat. Nec admittendum est, quod plerique faciunt, ut statim castratos coire conpellant. Nam certum est ab eis generari, sed ipsos fluxu sanguinis interire. Vulnera uero castraturae cinere sarmentorum et spuma linentur argenti. [3] Castratus abstineatur a potu et cibis pascatur exiguis ac sequenti triduo praebeantur ei tenerae arborum summitates et frutecta mollia et herbae uiridis coma dulciore sagina roris aut fluminis. Pice etiam liquida mixto cinere et modico oleo post triduum uulnera diligenter ungenda sunt. Sed melius genus castrationis sequens usus inuenit. [4] Alligato enim iuuenco atque deiecto testiculi stricta pelle clauduntur atque ibi lignea regula premente deciduntur ignitis securibus uel dolabris uel, quod est melius, formato ad hoc ferramento, ut gladii similitudinem teneat. Ita enim circa ipsam regulam ferri acies ardentis inprimitur unoque ictu et moram doloris beneficia celeritatis absumit et ustis uenis ac pellibus a fluxu sanguinis strictis plagam cicatrix quodammodo cum ipso uulnere nata defendit. |
VII. El ganado. Ahora, como dice Mago, es hora de castrar los becerros, puesto que su edad sigue siendo tierna, y esto se hace comprimiendo los testículos con una caña hendida y eliminándolos con el destruirlos poco a poco. Pero Mago enseña que esto se debe hacer con luna menguante en primavera u otoño. Otros atan el becerro a una traba y con dos baquetas de estaño apretadas, usadas como tenazas, agarran esos legaments que en griego se llaman cremaster. [2] Haciendo esto ponen en tensión los testículos y entonces los cercenan con un hierro, cortando de manera que dejen apegado un poco de la extremidad del ligamento. Esta técnica para el sangramiento excesivo y no pone los becerros completamente afeminado y no les quita el vigor de la virilidad. Entonces no se debe enviarlos, como hace la parte mayor de los criadores, a la cubrición enseguida después de la castración. De hecho fecundarán seguramente, pero entonces morirán por la pérdida de sangre. Las heridas de la castración deben untarse con ceniza de sarmientos y litargirio. [3] Al becerro castrado no se da agua y se proporciona solamente un poco de forraje y en los tres días siguientes se dan brotes blandos de árboles, arbustos tiernos, y follaje fresquísimo de hierbas verdes, crecido con rocío y agua del río. Después de tres días debe engrasarse con cuidado la herida con el brea líquida mezclada con ceniza y un poco de aceite. Pero con la experiencia se ha encontrado la mejor técnica para la castración. [4] Después de atar y deribar el becerro, cerran los testículos, apretando el escroto y, comprimiéndolos con una baqueta de madera, los cortan con un hacha candente o una azuela o, aún mejor, con un instrumento hecho expresamente, en forma de espada. De esta manera en efecto el corte de la cuchilla de hierro ardiente presiona en la baqueta de madera y con una única sacción extingue el tormento del dolor, por medio de la rapidez, y también, quemando los vasos sanguíneo y el escroto, excluidos del flujo de la sangre, crea una cicatriz, nacida en cierto sentido del corte mismo, que defiende la herida. |
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VI. De armentis: in eo de castratura, de caseo, de tonsuris.
Hoc etiam mense uituli recte, ut dictum est ante, castrantur. Nunc etiam caseum iure conficimus et oues in frigida regione tondemus. |
VI. El ganado: en particular la castración, el queso,
el esquileo. Este mes, como hemos dicho antes, es el mejor para castrar los becerros. Es también tiempo de hacer el queso y de esquilar las ovejas en las regiones frías. |
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IIII. De armentis. Hoc tempore maxime tauris summittendae sunt uaccae, quia decem mensum partus sic poterit maturo uere concludi: et certum est eas post uernam pinguedinem gestientes ueneris amare lasciuiam. Vni tauro quindecim uaccas Columella adserit posse sufficere curandumque, ne concipere nequeant nimietate pinguedinis. Si abundantia pabuli est in regione, qua pascimus, potest annis omnibus in feturam uacca summitti: si uero indigetur hoc genere, alternis temporibus onerandae sunt maximeque, si eaedem uaccae alicui operi seruire consuerunt. |
IIII. El ganado. Éste es el mes en el cual de ordinario las vacas se llevan al toro, de manera que concluyan la gestación de diez meses en plena primavera, y seguramente ellas, después del engorde primaveral, anhelan abandonarse a la lascivia del emparejamiento. Columella dice que un toro puede ser bastante para quince vacas, y se debe poner atención en que no logren concebir para la excesiva gordura. Si la región en la cual pastan es abundante de hierba, las vacas pueden parir cada año; si en cambio la hierba es escasa se deben hacer parir año sí año no, especialmente si son vacas que habitualmente son destinadas al trabajo. |