La aldea de Sbronzuno se halla en
el medio de una zona de colinas con
decidida vocación vitícola,
toda la aldea tiene vocación vitivinícola,
y sus habitantes tienen una convencido vocación al consumo de bebidas alcohólicas
y superalcóholicas.
Las calles de la aldea son cargadas de fragancias embriagadoras
de violeta, almendra amarga, frutos del bosque y vainilla, con
un ligero dejo de vinagre, anhídrido sulfuroso y vómito.
Sbronzuno es caracterizado por el inusitado calor humano de sus
habitantes, que no vacilan en acoger los forasteros con abrazos
y besos, y en hacerlos participar en brindis y tragos colectivos,
alegrados por coros tradicionales. Es recomendable no esquivar
esta acogida, para no ofender la sensibilidad de los Sbronzuneses,
y por la misma razón no es oportuno mostrarse en las calles
de la aldea consumindo refrescos o agua.
En todo caso las posibles discusiones terminan siempre de manera
pacífica gracias al carácter
tolerante de los aldeanos, y si todo no termina delante de
una botella de vino con rosquillas es apenas porque en Sbronzuno
no se encontran rosquillas.
La aldea es también materia de investigación por
los científicos de todo el mundo, para su altísima
incidencia de cirrosis hepática, que alcanza porcentajes
únicos en el mundo, que quizá se podrían
atribuir a unos factores dietéticos o a la predisposición
genética. La altísima mortalidad para enfermedades
hepáticas y accidentes de circulación debidos al
estado de embriaguez, hace los sbronzuneses prácticamente
inmunes de cada otra clase de enfermedad o de accidente, y aun
esta circunstancia es objeto de estudio para los investigadores
de todo el mundo.
Historia
Sbronzuno fue fundada probablemente por los Enótrios, que
la consagraron a Dioniso, y después a Baco; en los sepulcros
del área los arqueólogos descubrieron una gran cantidad
de ánforas vinateras y vestigios de accidentes de circulación
implicando a vehículos de tracción animal.
En los siglos siguientes todos los pueblos nómadas y los
ejércitos invasores que pasaron en el área hicieron
largos altos en Sbronzuno, a menudo olvidando volver a partir,
contribuyendo por lo tanto a la notable diversidad genética
de los habitantes del lugar.
El considerable ir y venir de pueblos en Sbronzuno llevó
inevitablemente al desencadenarse de innumerables epidemias y
pestilencias, que de todos modos no perturbaron particularmente
la población. Un impacto absolutamente diverso tuvieron
la llegada de la filoxera y del mildíu, que todavía son
recordadas por los habitantes como calamidades aterrorizantes,
mientras peste, cólera y difteria fueron sentidas apenas
como agradables diversiones.
¿Qué
ver?
La catedral de Sbronzuno es dedicada al santo patrón de
la aldea San Giovese, obispo local
martirizado por los paganos con una pisadora-descobajadora. Las
bóvedas de cañón de la iglesia son decoradas
por preciosos frescos cuatrocentistas, atribuidos a Botticelli,
entre los cuales la ebriedad de Noé, el triunfo de Baco
y las Bodas de Caná; además se puede ver una pintura
al óleo sobre tela de Bruegel.
Para la visita turística dirigirse al párroco Dom
Perignon o al coadjutor Dom Bairo (la visita está gratuita
pero los curas aceptan con placer regalos en especie, como botellas
de vino, de amargos o de superalcóholicos).
En la catedral las misas son muy atestadas, y muchos fieles tienen
la costumbre de entrar en la iglesia apenas en el momento de la
comunión, que se celebra según el rito sbronzunese,
en el cual el vino es administrado con una jarra; enseguida después
de la comunión la mayoría de los fieles deja la
iglesia. También el bautismo se administra según
un rito peculiar, variante del bautismo
por inmersión, conforme al cual el líquido en que
se sumerge el bautizando es anisete.
La catedral de San Giovese es la única iglesia en el mundo
dotada de aseos, colocadas en hileras a lo largo de las naves
laterales.
La plaza principal de Sbronzuno, dedicada a Martini & Rossi,
acoge en el centro el monumento a Honoré
de Tirebouchon, el descubridor del sacacorchos y un grande
mural que representa el absinthe de
Degas, además de varios establecimientos comerciales, entre
los cuales hay figones, ventorros, tabernas, tascas, vinateros,
cervecerías, pub, enotecas, escancias
y ventas de vino y superalcóholicos.
El local museo de arte contemporáneo "Veuve Cliquot"
acoge obras de Boccioni, Medardo Rosso y una preciosa serie de
las renombradas botellas (vacías)
de Morandi.
Festividades y tradiciones
populares
La fiesta principal de Sbronzuno
es la feria de la vendimia, en septiembre, pero son también
muy populares la kermés de las copas en octubre, el simposio
de Dioniso en noviembre, la exposición del hipocrás
en diciembre, la feria del deslío en enero, la fiesta del
vino generoso de pasas en febrero, el bacanal de las cañas
en marzo, la semana de la garrafa en abril, los Juegos Olímpicos
del aguardiente en mayo, la borrachera de los cazadores alpinos
en junio, la competición de los tragos en julio y el desafío
de los cóctel en agosto.
En el pasado se ha intentado diferenciar la oferta turística
de la aldea, organizando la "Fiesta del Jugo de tomates",
pero la iniciativa no tuve ningun éxito, y fue enseguida
suprimida y reemplazada con la "Fiesta del Bloody Mary".
La aldea aloja cada primavera el congreso mundial de los enólogos
y el de los sumilleres, ocasión para discusiones, seminarios
y conferencias, mas sobretodo simposios, entendidos en el significado
etimológico literal de "lingotazos juntos".
De todas formas no se debe pensar que Sbronzuno ofrezca atracciones
apenas a los apasionados del vino: la aldea proporciona una cálida
bienvenida incluso a los amantes de la cerveza, de la sidra, del
kumis, del aguardiente y de cualquier otra bebida alcohólica.
Un elemento característico de Sbronzuno son los nombres,
diferentes de ésos usados en las aldeas vecinas: entre
los varones los nombres mas comunes son Etilo, Morellino, Gutturnio
y Trebbiano, mientras entre las hembras prevalecen Bonarda, Falanghina,
Sulfurosa y Malvasía. Ocurrió también el
caso esporádico de hermano y hermana bautizados con los
curiosos nombres de Metabisulfito y Prensa Vaslin.
Producciones
El territorio de Sbronzuno está ocupado enteramente por
viñedos, pero hay también una intensa actividad
de cría de ganado, de cerdos, de ovejas y de aves, alimentados
con subproductos de la vinificación, como escobajos y casca.
Los vacunos, los ovinos y los porcinos manifestan perennemente
una característica postura tumbada
y ojos entrecerrados o una curiosa mirada perdida vítrea, mientras
las gallinas locales ponen huevos con yema con aroma de sabayón
y tienen la peculiaridad de cantar todo el día.
Artesanía
Los objetos tradicionales producidos por los artesanos de Sbronzuno
son los agradables jarros de vino, adornados con típicos
motivos de líneas quebradas o trémulas, las garrafas,
las copas, las damajuanas, las garrafas
adornadas con motivos ornamentales que recuerdan la vendimia.
Son también activos muchos artesanos de la madera que,
a pesar de qué maliciosamente afirman los habitantes de
las aldeas vecinas, no producen sólo toneles,
sino también barriles, barricas,
barriles para perro San Bernardo,
copas de madera, cubas y prensa de uva.
Gastronomía
La gente de Sbronzuno se senta a menudo a la mesa, pero generalmente
apenas beben vino u otras bebidas alcohólicas, puesto que,
al decir de ellos mismos, las comidas le ocasionan acidez de estómago;
en presencia de extranjeros que se alimentan, sin embargo, los
aldeanos les hacen compañía de buena gana, aunque
se abstengan generalmente de alimentos sólidos.
Las especialidades disponibles para los comensales son numerosas:
entre los primeros platos recordamos la pasta con vodka y los
risottos con coñác o con prosecco, mientras entre
los segundos platos sobresalen el guisado con vino Barolo, las
escalopes con vino Marsala, el pollo con cerveza y el coq au vin;
entre los postres más típicos recordamos el helado
con whisky, los bizcochos borrachos con ron y el sorbete con Malvasía,
y como fruta está siempre disponible la uva.
Después de la comida se ofrece tradicionalmente un rico
carrito de amargos y superalcóholicos.
Entretenimiento
El tiempo libre de los sbronzuneses y de sus huéspedes
se transcurre por la mayor parte en las tascas y enotecas de la
aldea, que están abiertas 24 horas al día. Hay también
un servicio de primeros auxilios para la entrega rápida
de bebidas alcohólicas en cada momento. En los locales
nocturnos sexy las chicas, pagadas "por corcho", tienen
cada una un volumen de ventas anual comparable a el de una multinacional.
La aldea se precia de un valioso equipo de fútbol, llamado
"In Vino Veritas Sbronzuno",
de camisetas burdeos, cuyos jugadores son temibles por sus trayectorias
imprevisibles y dribling aturdientes, incluso si su resistencia
atlética es limitada: después del primer gol (marcado
u subìto), los jugadores indefectiblemente se abrazan y
entonan canciones groseras con voz desentonada pero, en todo caso,
después de cinco minutos del principio del partido, tienden
a formar montones que roncan cerca de las banderas del saque de
esquina. La hinchada es muy calurosa, especialmente al principio
del partido, y apoya a su propio equipo entonando característicos
eslogan como: "¡árbitro abstemio!", pero
con el paso de los minutos ella también tiende a perder
el empuje y a acostarse sobre el graderío.
Hace algunos años el equipo fue el centro de un escándalo
cuando un control antidopaje evidenció que un jugador tenía
una concentración hemática de anhídrido sulfuroso
más alta del límite permitido.
Hospitalidad
El municipio ofrece a todos los visitantes un brindis de bienvenida
en el pabellón permanente de plaza Dioniso: el alcalde
José Bianco, apodado "Pinot Blanco", está
en primera línea en acoger cada uno de los visitantes,
enternecéndose a menudo a punto de llorar.
La recepción hotelera sbronzunesa se precia de hoteles
como el "Pámpanas alegres" con agua y vino corrientes
en cada habitación, el "Reino de Baco" con bar-nevera
muy socorrido, el "Marqués de Barolo", con bodega muy socorrida.
Entre los restaurantes recordamos el "¿Qué
pasa de uva?", cuyo único defecto es de entregar para
la consulta del cliente solamente la carta de los vinos y no el
menú, y el "Corcho feliz", que ofrece un buen
surtido de platos, pero su personal a menudo tiende a una exagerada
extroversión, sentandose a las mesas con los clientes,
compartiendo su vino y contando de modo prolijo y detallado sus
propias vicisitudes personales, aunque siendo conmovedoras. También
recordamos por fin el "Joie de ivre" especializado en
cocina francesa.
Socorrismo
Los Sbronzuneses son muy sensibles a los sufrimientos de su prójimo,
y siempre intentan ayudarlo. En particular es muy activa la asociación
"Abstemios Anónimos" que se ocupa, por medio
de grupos de auto-ayuda coordinados por psicólogos, de
todos los ciudadanos que tienen problemas con el alcohol, en el
sentido que no tienen bastante.
Están también disponibles servicios de primeros
auxilios anti-sobriedad, con camiones cisterna municipales.
Como llegar ahí
Se debe recordar que, para respetar las tradiciones locales, los
controles con etilómetro de la policía municipal
carecen, mientras que los agentes paran los coches apenas para
verificar la presencia a bordo de bebidas alcohólicas,
que son luego confiscadas alegando fútiles pretextos.
Desde la estación de Sbronzuno está disponible un
servicio de autobuses, que alcanza la aldea por una carretera
tortuosa, con curvas cerradas que se abren sobre precipicios horribles.
La condición alcohólica de los conductores del autobús
es tan alta que apenas el 7% de los recorridos alcanza su destinación,
y por esta razón el viaje se considera como deporte extremo
y la mayoría de los pasajeros lleva una cinta de camicace
en la cabeza y trajes blancos. En la estación terminal
de los autobuses está disponible un notario para la redacción
de las últimas disposiciones.
Contactos
El calor humano sbronzunes es evidente incluso en las oficinas
de turismo: todos los que entran para pedir informaciones, dentro
de pocos minutos se encuentran abrazados con desconocidos cantando
canciones de tasca, y olvida generalmente lo qué iba a
pedir. La petición de informaciones vía teléfono
generalmente apenas permite escuchar las canciones de tasca antedichas,
o bien de coros de roncadas.