la mafia vacuna: una realidad negada

por Andrea Gaddini
boss arrepentido de la banda Agerolese-Podolica

En los trabajos previamente publicados (véase), nos hemos ocupado de la capa inaguantable de silencio y de desorientación que en los siglos impidió de apreciar los innumerables dones del ganado.
Sin embargo no tenemos que subvalorar otro aspecto de la bovinidad, la capacidad de reunirse en bandas, incluso con objetivos criminales, como consecuencia de la sociabilidad, que es una característica de la especie.
En hecho la selección natural trajo el ganado riunirse en grupos para defenderse de los predadores y propagar la especie, y crear agregaciones criminales es la mejor manera de alcanzar esta finalidad, más eficaz que la mera formación de manadas desarmadas, a la merced de los predadores.
La prueba del éxito de esta estrategia es que la especie de los bóvidos es difundida por todas partes en el mundo, mientras que sus depredadores principales, si no son ya extinguidos, se ponen en peligro de extinción; como por ejemplo el lobo. A propósito podemos decir que evidentemente la "lupara", escopeta recortada típica de la mafia, es una invención de los bóvidos, concebida para el tiro contra el lobo (en italiano: lupo).
El origen de la mafia vacuna data de un movimiento de la rebelión contra la amputación de la cola, (en italiano: "coda") nombrado "Coda nostra"; más adelante las vacas lecheras pulleses constituyeron la "Sagrada Frisona Unida", y las manadas sicilianas de raza Modicana se organizaron en bandas lideradas por una vaca con ubre muy desarrollado conocida como "Mammasantissima".
Los observadores más agudos del comportamiento vacuno juzgan que la zootecnia en realidad no sea tanto una actividad económica realizada por el hombre para conseguir productos animales y ganarse la vida, cuanto por el contrario el resultado una actividad de extorsión llevada contra el hombre por los vacunos, que obligan con amenazas los criadores a alimentarlos y cuidarlos diariamente.
También las bien conocidas "cuotas de leche" se pueden considerar como una especie de chantaje de la mafia impuesto por el ganado a los criadores, a través de la Unión Europea, que en realidad es el instrumento de la conspiración de los bovinos dirigida a la conquista de la supremacía en el planeta.

Esta conspiración tiene de hecho dimensiones mundiales, según lo probado por la extensión planetaria de la banda Frisona-Holstein-Berrenda en Negro; y no podemos evitar de relevar la analogía entre "berrenda en negro" y “mano negra" , con la primera que dio probablemente su nombre a la segunda.
Otra evidencia de la existencia de la mafia vacuna es la característica peculiar de los miembros de la mafia: la ley del silencio. En hecho es renombrado que los bovinos no aman hablar, aunque puedan perfectamente hacerlo (véase:
vacunos hablantes).
Los lectores más ingenuos de este trabajo podrían pensar que la carencia de noticias sobre la mafia vacuna pueda ser una prueba de su inexistencia, no entendiendo que en cambio es una prueba del contrario, ya que solamente una estructura muy poderosa y tentacular podría ocultar las prueba de su propia existencia, hasta llegar a ser perfectamente invisible, hasta hacerse juzgar como no existente.

La conspiración mundial
En realidad la mafia vacuna, aunque sea poderosa, es solamente una articulación de una conspiración mundial más amplia, llevada por siglos por la especie bovina para dominar el mundo: está extremadamente claro que toda la historia de la humanidad revela la dependencia absoluta de todos los acontecimientos humanos de la voluntad de los bóvidos.
El autor de esta obra ha llevado a cabo una larga serie de investigaciones sobre textos secretos, guardados por los archivos secretos de CIA, FBI, Vatican, asociaciones de granjeros y KGB, y que él no tiene el permiso de divulgar, que de cualquier modo demuestran de manera indiscutible lo qué afirma.

Algunos ejemplos:
El nacimiento de Roma, (que no por casualidad comenzó con el trazado de un surco por medio de un toro y de una vaca, uncidos juntos) y la siguiente extensión del imperio romano en tres continentes ha sido solamente un instrumento finalizado para permitir la difusión del ganado. Por otra parte el alto desarrollo económico de Roma, que tenía la madera como fuente de energía y de materias primas, causó la deforestación en inmensas áreas del viejo mundo, con el consiguiente aumento de áreas de pasto disponibles para el ganado.
La prueba de esto está en las sucesivas invasiones barbáricas que pusieron fin al imperio romano: una vez las áreas de pasto para los ganados habían sido creadas, no necesitaba más la existencia del estado imperial, sino que por el contrario era tiempo de introducir nuevas manadas de ganado, como las que pertenecían a la cepa podólica. Esta misión fue llevada a cabo por medio de las poblaciones humanas nómadas, conducidas por sus amos bovinos desde las estepas asiáticas hacia el corazón de Europa. Como todos saben los bárbaros manifestaron su sumisión cultural a los bóvidos llevando yelmos dotados de cuernos.
Hacia el final del décimo quinto siglo la cumbre del ganado estimó que los recursos disponibles para los bóvidos en Europa casi fueron agotados, y por lo tanto forzaron Cristóbal Colón a descubrir América, con la única finalidad de proveer nuevos pastos a los ganados, que en hecho ahora colonizan sin oposición los llanos de Argentina, Brasil y Estados Unidos.
Más adelante, la guerra de los treinta años (1618-1648) fue solamente un conflicto entre bóvidos holandeses, daneses (Holstein) y españoles sobre la superioridad genética de las diversas razas, que entonces fue combatida por poder, por los seres humanos, ya que la especie vacuna no piensa que sea oportuno derramar su propia sangre en guerras inútiles.
También la difusión de las religiones monoteístas ha sido dirigida por los ganados, ya que permitió limitar la difusión de la especie ovina, por medio de las inmolaciones rituales de corderos.
Se debe entonces considerar como no casual el hecho que el símbolo del evangelista Juan sea un buey, el emblema de la sabiduría y de recta guía para la humanidad: en efecto un estúpido error de perspectiva hace creer que sea el arador que conduce el buey en la aradura y en la tracción de carros, mientras que es obvio que es el buey, que camina en una posición más avanzada, el que elige la destinación.
Podríamos mencionar muchos otros ejemplos que demuestran de una manera evidente cómo en cada acontecimiento de la historia humana se revela una trama vacuna, pero esto expondría el autor de esta obra como posible blanco de represalias y intimidaciones de las bandas de ganado. Por estas razones el abundante material documental recogido, que incluye las pruebas indiscutibles de la conspiración de los bóvidos, no será divulgado por el autor, sino será guardado en un lugar seguro a disposición de la posteridad.

Me disculpo por cualquier error en la traducción española:
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otras obras de incómoda divulgacción científica sobre los bovinos:

página puesta al día el: 28 julio 2007