vacunos hablantes

de Andrea Gaddini
Profesor de Lingüística y Filología Frisona - Universidad de Oxword

En precedentes obras hemos denunciado la discriminación especista contra el ganado, dirigida para negar las evidencias que son de conocimiento común, como la habilidad del ganado de volar, de nadar, de vivir en cuevas y su origen extraterrestre. Era entonces previsible la descarada negación de la habilidad del ganado de hablar, aunque esta habilidad se atribuya a los mulos ("Palabra de mulo", foto 1), a grillos, gatos y zorros (Pinocho) y a patos y ratones (Walt Disney), pero nunca a los simpáticos, inteligentes y sobretodo loquaces rumiantes, con la única excepción de la famosa Clarabella de Disney (foto 2), por otra parte demasiado integrada en la sociedad humana y nada menos empeñada en un extraño flirteo con un caballo (foto 3).
De todas formas la capacidad de los bóvidos de hablar es bien conocida desde la edad romana: Tito Livio, en su Historia de Roma (III, 10) cuenta que en 461 adC pasaron varios prodigios, como una lluvia de carne y una vaca que habló, un acontecimiento que sucedió también el año anterior, sin ser creído verdadero
(Bouem locutam, cui rei priore anno fides non fuerat, creditum), y más allá (XLIII, 13) cuenta que en Anagni (hoy en la provincia de Frosinone, 80 km de Roma) ocurrieron dos otros prodigios: una antorcha apareció en el cielo y otra vez una vaca había hablado (Anagnia duo prodigia eo anno sunt nuntiata, facem in caelo conspectam et bouem feminam locutam).
También Plutarco (Marcelo, 28), cuenta que en 208 adC un buey había hablado como un hombre.
La importancia de las declaraciones del ganado es confirmada por Plinio el Viejo, que cuenta que cuando un bovino hablaba, el Senado era convocado al aire libre, como en cada otro acontecimiento excepcional
(Historia Natural, VIII, 70: 183).
Los autores antiguos citados hasta aquí no refieren el tema de las aserciones de los vacunos, excepto
Varrón que en cambio (De Re Rustica, II, 5, 5), cuenta que un buey habló en favor de un candidato a la elección a pretor, Pláucio, contra su rival Írio; el hecho que de esto fue discutido en el Senado es una prueba de la importancia dada a ese apoyo electoral vacuno.
La ingenuidad de los antiguos consideraba como un prodigio una exhibición oratoria de parte de un vacuno, mientras que la verdadera singularidad era que el ganado se había dejado coger desprevenido por los humanos durante una conversación o se había dejado escapar unas frases, probablemente bajo efecto de la emoción. Ambos acontecimientos contados
por Tito Livio se refieren a vacas que, como es notorio, son más loquaces que los toros.
Parece por otra parte que el gran Marco Tulio Cicerón se ocultara para espiar los vacunos para tomar la inspiración en su oratoria, y así componer sus renombradas arengas, mientras que otros autores piensan que él mismo era un bovino, y esto podría explicar su brillante elocuencia
.
Un otro gran poeta, Giuseppe Gioachino Belli (1791-1863), nos explica la razón de la opresión maquinada por los hombres contra la locuacidad animal: "El hombre quitó la palabra a los animales / Para hablar solo y tener siempre razón" (Los animales del paraíso terrenal, 19 diciembre 1834).

En la etimología de los nombres de las razas de ganado es claro cuales sean los animales mas loquaces, por ejemplo las muy difundidas razas Jersey y Guernsey en el pasado fueron nombradas "Jersay" y "Guernsay", incluyendo la palabra "say", que como es sabido en inglés significa "decir". En alemán el verbo "hablar" se dice "reden", y se deriva obviamente de "rinden", o sea "ganado", y esto caracteriza a la especie Bos taurus como la especie hablante por excelencia. La bien conocida raza de carne Charolesa toma su nombre de una verborrea excesiva, tal que su compañía no es grata por el otro ganado, aunque unas connacionales la creen divertida (foto 4). Las vacas Chianinas deben su nombre al hábito de hablar en voz baja (en italiano: "pianino") y a menudo a espaldas de las compañeras (foto 5), las vacas que pastan en áreas de montaña, al contrario, suelen hablar en voz alta para sobresalir al sonido de los cencerros (foto 6).
El obtuso escepticismo de los simples sobre las conversaciones del ganado es parcialmente apoyado por la natural timidez de los dignos rumiantes, que también empuja la masa a no creer al vuelo de los vacunos (
vedi): en efecto es bien sabido que los bovinos, además de no amar los exhibicionismos, tienen un carácter muy reflexivo, y prefieren reflexionar bien (foto 7) antes de pronunciarse.
Desafortunadamente en el mundo vacuno se encuentran también algunos malos hábitos, como la de hablar a solas, que ocurre más a menudo a los animales que viven en áreas apartadas, como la raza bovina Highland (
foto 8).
Se documenta la habilidad del ganado para pronunciar todas las vocales: la "a" (
foto 9), la "e" (foto 10), la "i" (foto 11), la "o" (foto 12) y la "u" (foto 13), mientras que parece que tengan dificultades con algunas consonantes, principalmente las líquidas (l, r), mientras que pronuncian bien las labiales (foto 14), y obviamente las nasales, en particular la "m" (foto 15).

La lengua vacuna o mejor, para evitar cualquier fácil ironía, el idioma de los bóvidos, parece ser el mismo en todo el mundo, aunque sea difícil realizar estudios filológicos, puesto que los prolijos rumiantes prefieren generalmente guardar el secreto sobre la estructura léxica de su idioma, hablandose al oído en voz baja, si bien es posible que este hábito sea debido a la vergüenza de demostrar sus inflexiones dialectales, por ejemplo en el caso de vacunos de raza Marchigiana (foto 16) o Chianina (foto 17).

Un hecho que no es históricamente confiable, contrariamente a los otros citados antes, es que el bien conocido poema de Giosué Carducci "t'amo pio bove" (te quiero, oh manso buey), no fue solo inspirado, si no directamente susurrado al poeta por un buey maremmano, y por lo tanto el premio Nobel de 1906, que tuvo que ser concedido a un bovino, en lugar fue usurpado por el poeta toscano, sea como sea grande.
Aquí está por fin una sugerencia para los que deseen coger conversaciones entre bóvidos: no se oculten para observarlos en la hora de la comida, puesto que la educación connatural de los rumiantes les impide de hablar con la boca llena (
foto 18).
Podemos entonces recordar que también los búfalos de agua, parientes consanguíneos de los vacunos, saben hablar (
foto 19), aún si por su timidez lo hacen principalmente por la noche (foto 20).
Algunos autores asumen que también el escribir podría ser una invención de los bóvidos, más adelante usurpada por los seres humanos: es fácil recordar la antigua escritura en bustrófedon (
foto 21), con curso en sentido alternado semejante a lo de un buey que tira el arado en el campo. Esta manera de escribir seguramente habría podido ser inventado apenas por un buey, cansado y aburrido por el ir y venir de todo el día sobre el campo, sin tener ni siquiera la oportunidad de leer algo durante el duro trabajo, ni tampoco de solucionar crucigramas, pasatiempo preferido por los vacunos (foto 22).
La peculiar estructura de la pezuña hendida (
foto 23) parece creada por la naturaleza para sostener una pluma, en lugar es perjudicada seriamente en la videoescritura, por las dimensiones reducidas de las teclas del ordenador (foto 24), y ésta es probablemente una más invención de los poderosos humanos para obstaculizar la libre expresión de la creatividad de los bóvidos.

En conclusión, como otro testimonio en loquacidad del ganado, divulgamos un chiste, seguramente referido a un acontecimiento verdadero: (desde http://www.ahajokes.com/farm020.html):
A un tío le pasa una avería en el coche en un camino en la campaña. Cuando abre el capó para repararla, desde el campo vecino se acerca una vaca que empeza mirar el motor, y luego dice: "según mi opinión el problema es el carburador".
Asustado, el tío se precipita buscar ayuda, hasta que encontra el ganadero y le conta el hecho.
"¿Era una vaca roja grande con una mancha marrón sobre el ojo derecho?" pregunta el ganador.
"¡Sí, sí,, era aquella!".
"¡Oh, no escuche a Bessie!" dijo el granjero "¡no entiende nada de coches!".

Esperamos que este trabajo pueda abrir una ventana de luz en las tinieblas del obscurantismo escéptico, y que esto pueda abrir el camino por nuestras asombrosas revelaciones sobre la música bovina

viñetas sobre el ganado hablante

Me disculpo por cualquier error en la traducción española:
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otras obras de incómoda divulgacción científica sobre los bovinos:

página puesta al día el: 10 febrero 2007