Negación de las vacunas: análisis modal de fallos
La sorprendente historia de cómo el mayor éxito de la ciencia médica ha sido denigrado por tanta gente
por: Brian Dunning Skeptoid Podcast #662 February 12, 2019

Se les considera el mayor avance suelto en la historia de la medicina, responsables de salvar más vidas que todas las demás medidas de salud pública combinadas. Y, sin embargo, sorprendentemente, las vacunas también son víctimas de las campañas de desinformación y de las teorías de conspiración más exitosas de la historia moderna, lo que resulta en innumerables fallecimientos prevenibles. La negación de la vacuna es incontrolada, ha sido así desde el principio. Ahora vamos a ver la historia de la negación de las vacunas, cuándo y cómo comenzó, por qué persiste hoy, y quizás lo más importante, cómo podemos esperar de manera realista que ayudemos a los negadores a aceptar esta protección crucial.
La historia de la vacunación está muy estrechamente ligada a la historia de la viruela, una de las enfermedades más letales que nunca haya asolado a la especie humana. Ya en el siglo X, los chinos descubrieron que pulverizar las costras de la viruela de un mes y administrar el polvo por vía nasal producía un caso leve de la enfermedad, pero las personas siempre se reponían y se mantenían inmunes. Esto se llamaba variolización, y las variaciones en el procedimiento se extendieron por la Europa durante siglos, con mucho éxito. Fue el inglés Edward Jenner quien, en 1796, desarrolló la primera vacuna segura y efectiva contra la viruela utilizando la viruela bovina. Él acuñó el término vacunación, ya que "vacca" es la palabra latina que quiere decir vaca.
Mientras el uso de la vacuna se difundía rápidamente, su desarrollo se veía como una cuestión de orgullo nacional. Sin embargo, el sentimiento anti-vacuna surgió casi de inmediato. Hubo objeciones religiosas porque, ya que provenía de un animal, la vacuna se consideraba "impura". Hubo objeciones basadas en el desacuerdo sobre la causa de la viruela. Pero sobre todo, a medida que las leyes de vacunación obligatoria comenzaron a aparecer en toda Europa, muchos protestaron por el hecho de que se trataba de una violación de su libertad personal. Durante el siglo XIX, en todo el mundo aparecieron ligas contra la vacunación y, en respuesta, los gobiernos introdujeron exenciones de conciencia y religiosas a la vacunación obligatoria. Pero la batalla todavía se propagaba rápidamente: en 1905, el pleito de Jacobson contra Massachusetts llegó hasta la Corte Suprema de los Estados Unidos, en la cual el tribunal afirmó el derecho del estado a obligar a Jacobson a ser vacunado por el bien común.
Aunque pasaron unos 80 años desde la victoria de Jenner contra la viruela antes de que se desarrollara la próxima vacuna, a fines del siglo XX se había vencido una asombrosa lista de enfermedades que habían matado a innumerables millones de personas: cólera, difteria, rabia, rubéola, carbunco, peste, tuberculosis, poliomielitis, fiebre tifoidea, fiebre amarilla, tos ferina, sarampión, gripe, meningitis, hepatitis, tétanos, encefalitis, varicela.
Estos triunfos no fueron sin sacrificio. Hubo errores de los cuales tuvimos que aprender por las malas. En 1948, 68 niños en Kyoto murieron a causa de una vacuna contra la difteria que había sido producida incorrectamente. En 1955, dos años después de que Jonas Salk se convirtiera en un superhéroe mundial por su desarrollo de la vacuna contra la poliomielitis, 200 niños cogieron la enfermedad por un lote de la vacuna que contenía la versión equivocada del virus, y cinco de ellos murieron. A pesar de ser empequeñecidos por las innumerables vidas salvadas, estos desastres continuaron atizando el escepticismo y el miedo a las vacunas.
En los Estados Unidos, durante el Temor rojo que siguió a la Segunda Guerra Mundial, muchos estadounidenses estaban sospechosos de las grandes iniciativas de salud pública porque olían un poco a socialismo. Tales iniciativas incluían la vacunación obligatoria y la fluoración del agua, un temor satirizado en la película Dr. Strangelove (“¿Teléfono rojo?, volamos hacia Moscú”). Esto dio un nuevo impulso a la negación de la vacuna basada en el temor a la extralimitación gubernamental y a la pérdida de la posibilidad de elección personal.
Pero fue el infame artículo de Andrew Wakefield de 1998 que encontró "enfermedad gastrointestinal y regresión del desarrollo en un grupo de niños previamente normales" causado por la vacuna MMR (measles, mumps, rubella, es decir sarampión, paperas, rubéola). El artículo fue pronto retirado, pero no antes de que un medio de comunicación crédulo le prestara una atención masiva, proporcionando a los negadores de vacunas todo lo que necesitaban para sostener que las vacunas son inaceptablemente peligrosas. Pronto también se reveló que Wakefield había fabricado todo el estudio y que su motivación había sido promover los intereses de sus propias vacunas contra una sola enfermedad que estaba desarrollando. Por esto sabemos que Wakefield es, incluso hoy, conscientemente engañoso en su promoción de la oposición a las vacunas. Wakefield fue correctamente despojado de su habilitación médica, pero desde entonces ha ganado decenas de millones de dólares escribiendo libros, apareciendo en medios de comunicación y cobrando honorarios por hablar para trompear los peligros de las vacunas.
Su activismo ha sido un poderoso impulsor por la propagación de la negación de las vacunas en la cultura pop de tendencia, que durante gran parte de los últimos 20 años se ha convertido, casi increíblemente, en una afirmación de moda. Una de las razones por las que las celebridades de Hollywood ostentan con orgullo cosas como las marcas amoratadas en las espaldas de la ventosaterapia es que todo lo que es holístico es de tendencia. Es la manifestación básica del moderno movimiento esotérico occidental: rechazar lo moderno, lo tecnológico, lo científico y abrazar lo natural, lo holístico, lo metafísico. Una declaración fuerte y clara señalando como virtud los cardenales de la ventosaterapia es lo mismo que ser visto comprando en Whole Foods. La negación de las vacuna cae muy esmeradamente en este movimiento, por lo que ahora no es infrecuente que las celebridades se jacten de su rechazo de vacunas basado en el holístico.
Todo esto ha sido recogido por Oprah Winfrey. A partir de 2007, Oprah convirtió su programa de televisión ultra popular en una plataforma para la famosa activista anti-vacuna Jenny McCarthy, tal como Winfrey siguió haciendo durante los últimos tres años para ese otro famoso oponente de la medicina basada en la ciencia, el Dr. Oz. Fue esta asociación de Winfrey y McCarthy la que impulsó a Andrew Wakefield a obtener el estatus de superestrella, donde ha permanecido desde entonces, ahora es un productor de películas y, según se informa, sale con la top-model Elle Macpherson.
La negación de la vacuna se ha convertido en algo tan importante que una de las primeras acciones tomadas por Donald Trump durante su transición presidencial de 2017 fue reunirse con el destacado activista contra la vacuna Robert F. Kennedy Jr. para establecer un grupo de trabajo para promover la agenda de Kennedy, lo que afortunadamente parece que nunca se haya materializado.
Todo esto nos lleva a la parte más importante de nuestra discusión: Cómo ayudar a los negadores de vacunas a alejarse de la negación. Es un problema similar a la persuasión de los negadores del calentamiento global o de los conspiracionistas del 11 septiembre, ambas son posiciones que desdeñan descaradamente los hechos fácilmente verificables. Nuestras posiciones sobre asuntos tan polarizantes como estos se basan en nuestros sistemas de valores, más bien que en análisis objetivos de datos. Entonces, para llegar a alguien con un argumento que pueda probablemente aceptar, debemos basar ese argumento en los valores que tiene, no en los datos que ya rechazó. Esta es una rama de la sociología llamada teoría de los fundamentos morales, y ententa explicar cómo y por qué personas buenas e inteligentes se aferran a opiniones y creencias que pueden diferir enormemente de una persona a otra.
Vamos a ilustrar esto con un ejemplo familiar. Los valores sostenidos por muchos negadores del calentamiento global son el patriotismo y la fuerza económica. Por lo tanto, los argumentos a favor del calentamiento global con posibilidad de ser aceptados incluyen ser un imperativo patriótico que la nación se convierta en un líder mundial en energías renovables de próxima generación, y que las energías renovables sean un sector económico de rápido crecimiento y altamente rentable, mientras que las industrias del siglo XIX, como el carbón, estan justamente exhalando su último aliento. Mientras que, si se ententara acercarse a un negador del calentamiento global con datos climáticos o imperativos morales, le echaría de la habitación tomándolo a broma.
Un estudio de 2017 publicado en el jornal Human Behavior del grupo Nature, analizó este asunto desde la perspectiva de los valores de los negadores de vacunas. Como probablemente se puede comprender de nuestra discusión hasta ahora, este estudio descubrió que hay dos valores básicos sobre los cuales se basa la negación de la vacuna: primero, el valor de la pureza, una especie de idea holística según la cual las vacunas son un peligroso remedio farmacéutico que envenena el cuerpo; y segundo, el valor de la libertad, según el cual el gobierno no debería imponer cómo criar a nuestros hijos o qué poner en sus cuerpos.
A pesar de que a menudo escuchamos los argumentos contra las vacunas que Wakefield promueve, como el riesgo de autismo, los daños por vacunas, los ingredientes venenosos y aterradores en las vacunas, y afirmaciones sobre el no estar probados, resulta que estas son racionalizaciones y no los valores fundamentales que estan a la base de la negación. La mayor parte de la retórica pro-vacuna ha sido dirigida a estas afirmaciones, y no ha logrado convencer. La razón es que es el argumento equivocado y compromete a un asunto de que al negador en realidad no le importa mucho. Ellos realmente no saben ni se preocupan por las tasas reales de lesiones por vacunas; es solo una racionalización que utilizan para justificar su negación, que en realidad se basa en los valores subyacentes de pureza y libertad.
Si le parece improbable que las preocupaciones declaradas de quienes niegan las vacunas no sean las que más les interesan, aquí hay algunas pruebas más interesantes que lo respaldan. Se han publicado varios artículos en los últimos años con el hallazgo de que la oposición a las vacunas se correlaciona con un menor conocimiento sobre ellas. Cuanto más fuerte sea el grito de un manifestante contra la vacuna, tanto más probable es que su nivel de conocimiento sea mínimo. Un artículo de 2018 en Social Science & Medicine encontró que esto podría atribuirse en gran medida al efecto Dunning-Kruger, lo que significa que su propio bajo nivel de conocimiento era suficiente para ellos, y no sabían o no les importaba que otras personas pudieran saber más. Los autores argumentaron que la política para lidiar con el sentimiento anti-vacuna debería guiarse por este hecho, y que los argumentos basados en hechos probablemente no serían efectivos.
Si desea ser persuasivo, formule un argumento basado en los valores que la persona acepta y que forman el verdadero núcleo de su oposición a las vacunas. Necesitamos argumentos a favor de la vacuna basados en la pureza del cuerpo y en la libertad. Afortunadamente, estos argumentos son relativamente fáciles de construir y son buenos.

Argumento Pro-Vacuna # 1: Pureza
La vacunación prepara un cuerpo para combatir a un agente de la enfermedad usando nada más que su propio sistema inmunológico natural. En caso de que un niño esté expuesto a una enfermedad, estará naturalmente protegido, sin necesitar medicamentos y no correrá el riesgo de contraer la enfermedad y de ser tratado con químicos farmacéuticos.

Argumento Pro-Vacuna # 2: Libertad
La vacunación es un acto enfático de protección de la propia salud y para eliminar la posible dependencia de un sistema de salud defectuoso y corrupto. Ninguna burocracia puede protegerle, mejor que su propio sistema inmunitario preparado al máximo.
No pretendo que este guión esté enmarcado o presentado de manera ideal, pero transmite la idea general. Si tomamos el ejemplo de un padre indeciso, que podría estar en conflicto porque sostiene firmemente los valores de pureza y libertad, pero está preocupado por las estadísticas de los niños no vacunados hospitalizados con una enfermedad prevenible, es fácil ver que él podría aceptar estos argumentos con un enorme suspiro de alivio. Porque, en esencia, es cierto que la vacunación es un acto de protección de la pureza del cuerpo y que maximiza su potencial para mantener la libertad contra un cuidado de salud opresivo.
Y así, una posible solución a la crisis de salud pública provocada por la denegación de la vacuna no reside en el estudio de la historia de dicha negación, sino en el estudio de nosotros mismos y de cómo pensamos. Claramente, ninguna solución única resolverá el problema en su totalidad, pero el empleo de la teoría de los fundamentos morales nos brinda al menos una herramienta más para diseñar argumentos eficaces. Poco a poco, el escepticismo y el pensamiento crítico pueden hacer del mundo un lugar más seguro y sano.

para citar: Dunning, B. "Vaccine Denial: Failure Mode Analysis." Skeptoid Podcast. Skeptoid Media, 12 Feb 2019. Web. 13 Feb 2019. <http://skeptoid.com/episodes/4662>

traducción: Andrea Gaddini
Me disculpo por cualquier error en la traducción española: si desean comunicar
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página creada el: 9 julio 2019 y puesta al día el: 14 julio 2019