- Hay una inscripción jeroglífica al British Museum que data del reinado de Sevechus, en el siglo octavo antes de Cristo, que mostra que la doctrina de la Trinidad en la Unidad ya formaba parte de su religión y que ... los tres dioses formaban una sola persona. Samuel Sharp, Egyptian Mythology, (1863) p. 14.
- Cuando decimos que [Cristo] sanó a los cojos, a los paralíticos y a los ciegos de nacimiento, parece que digamos cosas muy parecidas a los actos cumplidos por Asclepio. Justino Mártir, (100?-165?) Primera Apología, cap. XXI.
- Leyendo los detalles de la vida de Buda es imposible no acordarse de muchas circunstancias relativas a la vida de nuestro Salvador como fueron describidas por los evangelistas. Paul Ambrose Bigandet (1813-1894) Obispo Católico Romano de Rangoon.
- La más elaborada de las celebraciones en Roma era la de Saturno, que se festejaba al solsticio hiemal, y después se extendió hasta comprender el 25 diciembre ... las fiestas eran llamadas Saturnalia. El trabajo cesaba, los asuntos públicos se suspendían, los tribunales estaban cerrados, las escuelas estaban de vacaciones. Unas mesas abundantemente puestas eran montadas dondequiera, y por la ocasión, se sentaban allí juntos personas de todas las clases. El patrón y el esclavo en ese día eran iguales. Era un tiempo de cambio de regalos y de inocente relajo. En las tiendas se encontraban regalos de todas las clases, de los más simples a los más costosos. Padres, madres, parientes, amigos, todos se se apresuraban allá para comprar, según su fantasía, aquellas cosas que les parecían más de buen gusto y apropiadas como regalo. John Clark Ridpath, (1840-1900) History of the World, Vol. III, p. 97.
- Los Romanos tenían, como las otras naciones paganas, una fiesta de la naturaleza, que llamaban Saturnalia, y los pueblos del norte tenían la Yule; ambas celebraban el cambio del año de la muerte del invierno a la vida de la primavera, el solsticio hiemal. Puesto que esto era un cambio propicio, la fiesta era muy alegre ... . Era caracterizada por el cambio de presentes y el arder de las velas. Entre los pueblos del norte era característico el encendido de un enorme tronco en las casas de los notables, con apropiadas ceremonias. La iglesia Romana encontró esta fiesta profundamente enraizada en los costumbres del pueblo, y por lo tanto sabiamente la adoptó. Rev. Samuel M. Jackson, Universal Cyclopedia.
- El dios habia nacido hacia el 25 diciembre sin relaciones sexuales, porque el sol, entrando en el solsticio hiemal, emerge en el signo de la Virgo, la Virgen celeste. Su madre se queda siempre-virgen ya que los rayos del sol, pasando en el signo zodiacal, la dejan intacta. Su infancia es llena de peligros, puesto que el Sol neonato es fragil, rodeado por las nieblas y las brumas invernales, que amenazan devorarlo; la suya es una vida de tribulaciones y peligros, culminando en el equinoccio de primavera en una lucha final contra las fuerzas de las tinieblas. En ese período el día y la noche son iguales, y ambos luchan entre ellos por el predominio. Aunque la noche cubra su urna y él parezca muerto, y aunque él haya descendido fuera de vista, bajo tierra, él resurge triunfante, y resurge en el signo del Cordero, y se vuelve así el Cordero de Dios, que se lleva la oscuridad y la muerte de los meses invernales. Desde entonces él triunfa, ponendose más y más fuerte y resplandeciente. Él asciende al cenit, y allí brilla intensamente, a la derecha de Dios, siendo Dios él mismo, de la misma sustancia del Padre. El resplandor de su gloria es la fiel imagen de su persona, y sostiene todas las cosas con su poder vivificante. Charles François Dupuis, (1742-1809) Origen de los cultos.
- En el antiguo Osirianismo, como en el moderno Cristianismo, encontramos la adoración de una divina madre y de un divino hijo. En el antiguo Osirianismo, como en el moderno Cristianismo, hay una doctrina de redención. En el antiguo Osirianismo, como en el moderno Cristianismo, encontramos la visión del juicio final y de la resurrección del cuerpo. Y por fin, en el antiguo Osirianismo, como en el moderno Cristianismo, las sanciones de la moralidad son por una parte un lago de fuego y demonios torturadores, y por el otro, vida eterna en presencia de Dios. John Stuart Glennie, Christ and Osiris, p. 14.
- Los hombres se murieron, y los dioses se murieron. Nada queda si no su memoria. ¿Dónde está ahora Osiris, que bajó sobre la tierra por amor de los hombres, que fue matado por la maldad del maligno, que resucitó de la tumba y llegó a ser el juez de los muertos? ¿Dónde está ahora Isis la madre, con el niño Horus en su regazo? Se murieron; se fueron en la tierra de las sombras. Mañana, oh! Jehová, tu y tu hijo estaréis con ellos. Winwood Reade (1838-1875).
- Ya desde el siglo segundo antes de Cristo, los Hebreos se percataron del error y lo mostraron a los Griegos; pero la Iglesia conscientemiente persistió en la falsa lectura, y por más de quince siglos se quedó asida a su error. Salomon Reinach, (1858-1932) Orpheus, p, 197.
- Su héroe
[Prometeo] era su amigo, benefactor, creador, y salvador, que
soportó las injurias en sus lugares, y cuyas penas fueron
soportadas para su salvación. Él
fue herido por las transgresiones de ellos, y golpeado por las
iniquidades de ellos; el castigo de su paz recayó sobre
él, y ellos por los latigazos contra de él fueron
sanados. A.
L. Rawson,
Evolution of Israel's God, p. 30.
-
Jesús
fue por fin situado dentro de un contexto histórico, rediseñado
como ser humano del pasado (un poco como ya pasó a Sansón,
Henoc, Jabal, Gad, Josué hijo de Nun, y varios otros antiguos
dioses de los Israelitas). Como partes de este proceso, hubieron
varias tentativas independientes de colocar Jesús en la
historia reciente, echando la culpa por su muerte a este o aquel
probable candidato, elegido entre bien conocidos tiranos incluyendo
Herodes Antipas, Poncio Pilato, ¡y hasta Alejandro Janeo
en el primer siglo antes de Cristo! Entonces, si la muerte de
Jesús fuera un acontecimiento histórico real bien
conocido a sus testigos oculares, ¡no habría podido
simplemente ser posible de ver nacer una tan grande variedad de
versiones, diferentes entre ellas sobre pasajes tan fundamentales!
Y si los primeros Cristianos hubieran
realmente recordado la pasión como una sucesión
de acontecimientos recientes, ¿Por qué los primeros
relatos evangélicos de la crucifixión dan largas
por el entero conciso relato con citas rateadas sin decirlo desde
el Salmo 22? ¿Por qué 1 Pedro (la primera carta
de San Pedro) no
tiene nada de más detallado que Isaías 53 para acrecentar
su relato de los sufrimientos de Jesús? ¿Por qué
Mateo enriquece la versión de Marcos, no con la tradición
histórica o con los recuerdos de los testigos oculares,
sino con otras citas, esta vez desde Zacarías y desde la
Sabiduría de Salomón?
Por lo tanto me encuentro cada vez más
atraído por la teoría, en tiempos vigorosamente
discutida por los eruditos, y ahora encubrida por tácito
asentimiento, que no había ningún Jesús histórico
detrás de los vidrios pintados de las mitología
evangélica, sino él es en cambio un personaje de
fantasía. Robert
M. Price,
"Christ a Fiction" (1997).
- Estamos todos al corriente del hecho que en sus leyendas mitológicos los Griegos y los Romanos y los otros pueblos de la antigüedad hablaban de ciertas personas como de hijos de dioses. Un ejemplo de esto es Hércules, el héroe griego que es hijo de Júpiter y de una madre terrena ... En la antigüedad todos los hombres que llevaban a cabo hazañas más grandes de las generalmente realizada por los seres humanos, eran considerados de origen divino. Esta noción griega y pagana se ha aplicado al Nuevo Testamento y a la concepción eclesiástica de la persona de Jesús. Debemos recordar que al tiempo que el Cristianismo estuvo en el candelero, la cultura y la religión griega eran difundidas en todo el mundo, en consecuencia no es extraño que los cristianos llevaron desde los paganos las más altas concepciones religiosas que poseyeron, y luego las transfirieron sobre Jesús. Lo llamaron por lo tanto hijo de Dios, declarando que había nacido de manera sobrenatural de una virgen. Ésta es la influencia griega y pagana que ha determinado el carácter del relato dado por Mateo y Lucas con respecto al nacimiento de Jesús. Rev. Heinrich Rower.
-
Por lo
general y en detalle, la vida de Jesús según lo
retratado en los evangelios corresponde al arquetipo mundial del
Héroe Mítico en el cual el nacimiento de un héroe
divino es concebido y vaticinado de manera sobrenatural, el héroe
neonato escapa de tentativas de matarlo, da muestras de su precoz
sabiduría ya cuando niño, recibe un encargo divino,
derrota a unos demonios, se merece aclamaciones, lo proclaman
rey, pues lo traicionan, y pierde el favor popular, lo ejecutan,
a menudo en la cumbre de una colina, por fin lo desculpan y es
elevado en cielo. Estas características se encuentran en
todo el mundo en los mitos heroicos y épicos. Los más
semejantes a presuntas biografías, como los de Hércules,
Apolonio de Tiana, Padma Sambhava y Gautama Buda, corresponden
a este tipo de trama, a propósito de la cual es probable
que los historiadores puedan concluir que una figura histórica
haya sido transfigurada por el mito.
Y en el caso de Jesús Cristo,
donde virtualmente cada detalle de la historia se adapta al arquetipo
del héroe mítico, sin nada de añadido, sin
algún dato biográfico "seglar", por ejemplo,
llega a ser arbitrario afirmar que haya existido una figura histórica
detrás del mito.
En particular, las historias de la pasión
de los evangelios me impresionan ya que son completamente semejantes
a los mitos contemporáneos de salvadores que mueren y resurgen,
como Osiris, Tammuz, Baal, Atis, Adonis, Hércules y Asclepio.
Como por Jesús, también de estos personajes se creía
que hubieran vivido una vida en la tierra, que hubieran sido matados
y hubieran resucitados poco después. La muerte y la resurreccion
de ellos en la mayoría de los casos fueron celebradas ritualmente
en cada primavera para anunciar el regreso a la vida de la vegetación.
En muchos mitos el cuerpo del salvador es ungido para el entierro,
es buscado por unas santas mujeres, y después reaparece
vivo algunos días más adelante. Robert
M. Price,
"Christ a Fiction" (1997).