El domingo 29 de julio de 1900, a las 10:30 de la tarde, el anarquista italiano de Prato (cerca de Florencia) Gaetano Bresci mató al rey de Italia Humberto I con cuatro disparos de revólver mientras se desplazaba en su carroza abierta hacia la Villa Reale de Monza, cerca de Milán. donde pasaba su veraneo. Tenía Humberto cinquenta y seis años cuando falleció y fuera rey desde veinte y dos años, desde el 9 de enero de 1878. Menos que un año después Gaetano Bresci fue "suicidado" en la penitenciaría de la isla de Santo Stefano.
Primeros
años
Gaetano Bresci había nacido en Coiano, localidad de la
municipalidad de Prato, el 10 noviembre 1869, un día antes
del hijo de Humberto I, que llegó a ser rey a la muerte
de su padre con el nombre de Victor
Manuel III. Según Rivista Anarchica (1971) en
realidad Bresci había nacido el mismo día de Victor
Manuel, pero después del regicidio su fecha de nacimiento
había sido alterada, para evitar la coincidencia. Petacco
sostiene la misma tesis y escribe que la fecha originaria todavía
se puede deducir desde los registros municipales de Prato. En
realidad, la reciente publicación en el sitio web de los
arquivos de Estado (enlace)
de las partida de nacimiento redactadas por el municipio de Prato,
incluso ese de Bresci, (1a
parte y 2a
parte), permite verificar que el recién nacido Gaetano
Bresci fue registrado el 13 de noviembre por la comadrona, que
declaró Gaetano ser nacido el 10 de noviembre de 1869 a
las diez de la mañana.
Incluso en el registro de bautismos
parroquial la fecha de nacimiento es el 10 de noviembre, y se
completa con dos inserciones hechas por el canónigo A.
Valaperti, escritas después del regicidio: una en latín:
"melius erat ei si natus non fuisset homo ille"
("habría sido mejor si ese hombre no hubiera nacido")
y entonces "ad perpetuam rei memoriam" ("para
el recuerdo perpetuo del delincuente") y una en italiano
"questo infame la sera del dì 29 luglio 1900 a
Monza assassinò con 3 colpi di rivoltella l'ottimo Re nostro
Umberto d'Italia. Sia pace all'anima benedetta di lui ed obbrobbrio
sempiterno all'infame assassino" ("este infame
la tarde del día 29 de julio de 1900 en Monza asesinó
con 3 disparos de revólver al óptimo Rey
nuestro Humberto de Italia. Sea paz con el alma bendita de él
y oprobio sempiterno al infame asesino").
El hogar nativo de Gaetano está
en Coiano en la localidad "I Ciliani" en via delle Girandole,
58, actualmente llamada via del Cilianuzzo (según Santin
y Riccomini la calle actual es via Baracca). Gaetano era el último de cuatro
hijos de Maddalena Godi, ama de casa de cuarenta y cuatro
años y de Gaspero (o Gaspare), agricultor de cuarenta años
de Capezzana, propietario de una pequeña finca. El primogénito
Lorenzo nació el 13 de octubre de 1856, trabajó
como zapatero y se casó con Stella Magri; el segundo hijo
Angiolo, nacido en 1861, fue teniente en el 10° regimiento
de artillería que guarnecía Caserta; la tercera
hija, Teresa, nació el 18 de junio de 1867, era ama de
casa y en 1890 se casó con el carpintero Augusto Marocci
de Castel San Pietro (provincia de Bolonia).
Maduración
política
Empiezó el niño Gaetano trabajar como zapatero con
su hermano Lorenzo, y en 1880 su padre cedió la mayor parte
de sus terrenos cultivables a Hans Kössler para conseguir
un puesto de aprendiz tejedor para él al "Fabbricone"
("la gran fábrica") de Coiano di Prato, establecido
en 1888 por la empresa alemana Kössler, Klinger, Meyer &
C. (Borsini). El niño de once años
Gaetano trabajaba catorce o quince horas al día, como él
mismo declaró en el juicio (Zucca). Los domingos iba a la escuela municipal
de artes y profesiones textiles y tintoreras en Prato, convirtiéndose
en decorador de seda, y con apenas quince años de edad
se volvió obrero especializado. Trabajó como tejedor
en la Vannini de Florencia, en Compiobbi y a la Cesare Zeloni
de Gello.. El 26 de febrero 1891 perdió su madre Maddalena.
Gaetano comenzó a frecuentar las asociaciones anarquistas
de Prato, y en diciembre de 1892, a la edad de 23 años,
tomó parte a la primera huelga, que luego fue reprimida
por la ocupación militar de la fábrica, tras la
cual Bresci renunció. Luego, mantuvo la policía
un expediente sobre él como "anarquista peligroso",
y fue sentenciado el 27 de diciembre de 1892 por el magistrado
de Prato por "desacato y negativa a obedecer a la fuerza
pública" a una multa de 20 liras y 15 días
de prisión, más tarde remitidos. Fue declarado culpable
por defender con vehemencia, a las 10 de la tarde del 2 de octubre
de 1892, un carnicero que la policía municipal quería
multar (Galzerano,
pág. 115).
Según otras fuentes, en cambio, era un panadero que mantenía
la tienda abierta después de la hora de cierre (Marzi). Según el informe producido
por la policía, parece que Bresci había dicho a
los policias: «Sería mejor si se fueren por su
camino, dejando en paz a este pobre trabajador. ¿No eran
ustedes trabajadores? Pero claro, ¡ahora ya no lo son! Ahora
ustedes son los servidores de los explotadores. ¡Son una
banda de espías y vagabundos!». Bresci se habría
negado a declarar sus datos personales, pero al día siguiente
fue denunciado junto con sus compañeros Augusto Nardini,
Altavante Beccani y Antonio Fiorelli (Zucca).
Fue detenido nuevamente, "por medidas de seguridad pública",
en 1893 y 1895, y asignado durante más de un año
al confinamiento en Lampedusa junto con otros 52 anarquistas de
Prato, en aplicación de las leyes represivas emitidas por
Francesco Crispi. Fue liberado, junto
con sus compañeros, en mayo de 1896, gracias a una amnistía
otorgada por la derrota del 1er de marzo de 1896 en la batalla
de Adua, en la guerra ítalo-etíope.
El 22 diciembre 1895 Gaetano perdió su padre Gaspero, que
tenía seisenta y cinco años (enlace
con el acto del municipio de Prato). En los años siguientes
le fue difícil ser contratado por sus antecedentes penales,
y con frecuencia cambió de empleo, aunque uno de sus empleadores
declaró en el juicio: "Honestamente, debo admitir
que tuve pocos obreros como él". Después
de haber buscado en vano un trabajo en Prato, se mudó a
Ponte all'Ania, una fracción
de la aldea de Barga en la alta Lucchesía, la llanura de
Lucca, donde en 1896 fue contratado por la fabrica textil de la
"Michele Tisi & C."
En Ponte all'Ania parece que a menudo iba a las orillas del arroyo Ania para disparar a las piedras, demostrando
que tenía un excelente puntería. En el verano de
1897 tuvo un hijo de una obrera de la fabrica (Maria o quizás
Assunta Righi), y a principios de otoño regresó
a Coiano para pedir prestadas treinta liras a su hermano, para
contribuir a los gastos del bebé (el llamado "baliatico").
Luego regresó a Ponte all'Ania por unas semanas; a fines
de octubre renunció a la empresa Tisi, luego regresó
a Coiano, donde anunció que iría a los Estados Unidos.
A pesar de ser autodidacta, Bresci siempre mostró un excelente
nivel cultural y una multiplicidad de intereses, más allá
de la política. El médico de la prisión de
Santo Stefano, Francesco Russolillo, dijo que sus ojos "ocultaban
llamas y abismos" y que Bresci "tenía
una cultura y un alma que, si no habrían sido convertidos
al mal por una obra de destrucción moral, hubieran hecho
de él, el mejor de los obreros inteligentes" (Galzerano, pág.
803).
En los
Estados Unidos
Bresci partió
de Génova con el vapor "Colombo" el 18 de enero
de 1897, desembarcando el 29 de enero en Nueva York, donde fue
alojado por su compañero Gino Magnolfi. Tan pronto como
llegó, encontró un trabajo en Pennsylvania y trás
un año en la fábricas de seda de las empresas Givernaud
& Co. y Schwarzenbeck de West Hoboken (actualmente Union City),
en Nueva Jersey, donde permaneció unos tres años,
luego se mudó a la fábrica de seda Hamil and Booth
Co. de Paterson, también en Nueva Jersey, a unos 20 km
de West Hoboken y a 21 millas (34 km) de Nueva York, y luego a
la Emelburg. Permanecía Gaetano en Paterson toda la semana,
residía en el hotel Bartholdi, y cenaba en la pensión
Both, en el 345 de Straight Street, también llamada la
calle de los italianos, y regresaba los sábados en West
Hoboken, donde había mantenido su hogar, en 263, Clinton
Avenue, y donde en agosto de 1898 vino a vivir con él su
novia Sophie Knieland, nacida
en 1865 en Nueva York y de origen irlandés, conocida en
abril en el parque de Weehawken. Según una declaración
hecha por Sophie después del regicidio, ella y Gaetano
se habían casado ante un juez de paz. Gaetano y Sophie
tuvieron dos hijas, la mayor, nacida el 8 de enero de 1899, se
llamaba Maddalena (Madeline), como su abuela paterna, y la menor,
Muriel, también apodada de Gaetanina, nació después
del atentado, el 28 de septiembre de 1900.
Era Paterson una ciudad de inmigrantes, con una fuerte presencia
italiana, y un importante centro anarquista en los Estados Unidos,
donde Bresci encontró muchos compañeros de lucha
que había conocido en Italia. Según el New York
Times del 18 de diciembre de 1898, dos mil quinientos de cada
diez mil italianos residentes en Paterson, se declaraban anarquistas
y tres mil quinientos compraban regularmente el jornal anarquista
en lengua italiana "La Questione
Sociale" (Mazzone). Se inscribió Bresci,
una semana después de su llegada, en la Sociedad por
el Derecho a la Existencia; y un mes después compró
diez acciones de un dólar de la editorial "Era
nuova". Colaboró Bresci con "La Questione
Sociale", durante un período dirigido por Errico Malatesta, llegado en Paterson
en agosto de 1899, procedente de Londres, vía Túnez
y Malta, donde se había dirigido después de escapar
del confinamiento de Lampedusa, en la noche entre 29 y 30 de abril
1899.
Bresci participaba regularmente en las reuniones, incluso si no
hablaba con frecuencia, y cuando lo hacía, hablaba con
calma y sin levantar la voz. A menudo comenzaba con la premisa
"una pequeña observación", que
se convirtió en una especie de apodo con el que fuera llamado.
En Paterson Malatesta, partidario de la tendencia colectivista,
tuvo discusiones con el anarquista individualista Giuseppe
Ciancabilla de Roma, director del otro periódico anarquista
de la ciudad, "L'Aurora", y que hasta 1897 fue
un socialista, colaborador del diario del Partido Socialista "Avanti!".
El 30 de agosto de 1899 en el Tivola and Zucca's Saloon, en la
Central Avenue de West-Hoboken, los dos anarquistas se enfrentaron
en una acalorada disputa, durante la cual Bresci habría
salvado la vida de Malatesta, arrancando el revólver de
las manos del barbero anarquista Domenico Passigli (según
otros "Pazzaglia"), que había atacado Malatesta,
hiriéndolo en una pierna (véase la noticia en
"Avanti!" del 18
septiembre).. El mismo Bresci, durante el juicio por el regicidio,
testificó que no estuvo allí durante la discusión (Galzerano, pág.
106), mientras que
en otro interrogatorio confirmó que había desarmado
al barbero, mientras que Ciancabilla no habría estado allí
(Galzerano,
pág. 118).
El diario «Gazzetta di Torino» del 2 de agosto
de 1900 presentó el evento como nada menos que "un
duelo de pistoleros al estilo americano". En la controversia
ideológica entre los dos, Bresci estuvo más cerca
de las posiciones individualistas de Ciancabilla, cuyo periódico
"L'Aurora" aplaudirá al regicidio di Monza,
mientras que Malatesta, en un artículo titulado "Cause
ed effetti" se apartó del acto de Bresci, aunque
identificando sus causas en la injusticia social.
Preparación
del atentado
En febrero de 1900
Bresci anunció a Sophie su viaje en Italia, el 7 de mayo
renunció a su trabajo en la fábrica y el 10 pidió
a dos compañeros que le compraran un billete. Se embarcó
el 17 de mayo 1900 en el piróscafo frances "La Gascogne" de la Compagnie
Générale Transatlantique, viajando en tercera clase
y aprovechando el 50% de descuento para los visitantes de la Exposición Universal de
París. A finales de mayo, Bresci desembarcó
en El Havre y luego fue a París, donde visitó la
Exposición, más tarde hizo una etapa en Génova,
y el 4 de junio llegó en Prato, donde el comisario de policía
rechazó otorgarle una licencia de armas de fuego. Desde
el 20 de junio hasta el 8 de julio estuvo en Castel San Pietro
(provincia de Bolonia), donde vivían su hermana Teresa
con su esposo, que también era compañero de trabajo
de Bresci en el Fabbricone. En Castel San Pietro permanecía
en la taberna Osteria della Palazzina, dirigida junto con su esposo,
por la hermana de Stella Magri, esposa de su hermano Lorenzo.
El 8 de julio fue a Bolonia para asistir a la conmemoración
de Giuseppe Garibaldi, frente a su monumento,
que había sido inaugurado
desde menos que un mes, luego regresó a Castel San Pietro,
el 19 de julio y el 20 de julio estuvo en Bolonia, luego en Parma,
Plasencia y el 27 de julio en Monza, donde Humberto permanecía
desde el sábado de la semana anterior, 21 de julio. Bresci
llegó por la mañana en la estación
de Monza y encontró alojamiento no mucho lejos de allí,
en una pensión en via Cairoli
14.
Algunos estudiosos consideran que Bresci desarrolló la
idea de atentar a la vida de Humberto cuando volvió en
Italia, pero la tesis prevaleciente es que había abandonado
los Estados Unidos especialmente para llevar a cabo "el
torvo diseño del regicidio execrable", como puede
leerse en la sentencia de encausamiento. En Prato el anarquista
se ejercitaba en el Campo
de tiro nacional de Galceti. Hay testimonios de cómo
Bresci se enorgullecía de su puntería y de cómo
con frecuencia daba de esta demostraciones prácticas, utilizando
botellas como blanco, que lograba romper al pasar la bala de su
cuello.
El atentado
En la tarde del 29
de julio Bresci fue al campo de entrenamiento del clube gímnico"Forti
e liberi", en Via Matteo da Campione, muy cercano a la Villa
Reale, donde el rey tuvo que premiar a los atletas al final de
una exhibición gimnástica. El anarquista a las 9:30
de la tarde vio al rey llegar en un carruaje
Daumont tirado por dos pares de caballos. pero no intentó
el ataque y solo identificó a Umberto, para evitar confundirlo
más tarde con los otros pasajeros del carruaje. El anarquista
estaba elegantemente vestido, con cuello recto, corbata negra,
reloj de bolsillo con cadena y anillo en el dedo. Llevaba el revólver de cinco tiros Hamilton
& Richardson, "Massachussets" de 1896, que había
comprado por 7 dólares en Paterson el 27 de febrero, en
cada bala había hecho con unas tijeras varias incisiones,
según le dijeron que el bandido estadounidense Jesse
James solía hacer, para aumentar su peligrosidad, facilitando
la penetración en caso de que el rey hubiera usado una
armadura, y causando más fácilmente la infección
de las heridas.
A las 10:30 de la tarde, después de la ceremonia de entrega
de premios, el rey regresó al carruaje y estaba a punto
de abandonar el campo de entrenamiento, dirigiéndose a
la Villa Reale, a unos cientos de metros de distancia. Con Humberto
estaban el teniente general Emilio
Ponzio Vaglia, ministro de la Casa Real, y el teniente general
Felice Avogadro di Quinto, primer ayudante
de campo. En el mapa publicado
por el diario socialista "Avanti!" se muestra
el lugar del atentado, con la posición del carruaje marcada
con una cruz. El rey estaba de pie dentro del carruaje abierto
y a punto de sentarse, cuando Bresci disparó las cuatro
balas, a unos pocos pasos de distancia.
Humberto fue alcanzado
por el primer disparo en la parte posterior del cuello, luego
se dio vuelta instintivamente y fue alcanzado por dos balas más
en el pecho, en la región cardíaca, mientras que
la cuarta bala fue encontrada, sin rastros de sangre, en el fondo
del carruaje, y por lo tanto no alcanzó el objetivo, quizás
porque fue desviada por un puñetazo que el mariscal de
los carabineros Giuseppe Braggi le dio al brazo de Bresci. Humberto
se desplomó en el carruaje y
ordenó al cochero: "¡Adelante!, ¡Adelante!"
y, cuando le preguntaron cómo se sentía, respondió:
"No creo que sea nada". Fue llevado a la Villa
y acostado en su propia cama,
donde, quince minutos después del ataque, falleció.
Los tres de cada cuatro balas que alcanzaron el objetivo atestiguan
la buena puntería de Bresci, mientras que la quinta bala
en el revólver no fue disparada y se encontró en
el tambor, junto con los cuatro casquillos de las balas que se
dispararon.
El artista Flavio Costantini (1926-2013) representó el regicidio
en muchas obras (1 , 2
y 3). El semanal "La Domenica
del Corriere" publicó una foto
de Humberto que indicó como la possible última
foto sacada al rey.
¿Por
qué el atentado?
El móvil del
atentado fue la venganza por las diversas matanzas de trabajadores,
mandadas para reprimir levantamientos de protesta, como los de
Conselice (provincia de Ravena) en 1890, de Sicilia y de Lunigiana
en 1894 y de Milán en 1898,
cuando el ejército
disparó contra la muchedumbre que manifestaba, asesinando
las personas a cientos (el número exacto nunca fue comprobado).
Las protestas de Milán derivaban del tristemente célebre
"impuesto sobre la molienda" que causó
el grande alza del precio del pan y de la harina; de esto derivó
el atraco a los hornos y la durísima represión,
desarrollada aun con el empleo de cañones. Además
de la matanza de los trabajadores, aun la masacre de 9.000 soldados
italianos en la catastrófica guerra ítalo-etíope
de 1896 puso las bases para el regicidio.
El anarquista Amilcare Cipriani escribió
en el opúsculo "Bresci
e Savoia" de septiembre 1900: "de la inmensa
multitud de víctimas de la miseria y de los masacres de
Lunigiana, Sicilia y Lombardía, surgió un vengador,
Bresci" (Galzerano,
2001, pág.41). Es evidente que el aliciente
dado por la burguesía de Milán a las tropas represoras,
con el eslogan: "Tirez fort, visez juste" ("disparen
con fuerza, apunten con precisión") había
sido recogido por Gaetano Bresci, quien declaró en el juicio:
"después del estado de sitio de Sicilia y Milán,
establecido ilegalmente por decreto real, decidí matar
al rey para vengar a las pálidas víctimas".
El mismo Humberto I, a quien muchos atribuyen la responsabilidad
política de la masacre, había condecorado con la
Cruz de Gran Oficial de la Orden Militar de Saboya y el 16 de
junio de 1898 había nombrado senador del Reino el general
piamontés Fiorenzo Bava Beccaris,
que mandó la matanza, como
Comisionado Especial Real con plenos poderes, felicitándolo
para defender la civilización.
El periodista Paolo Valera, testigo
de la masacre, en 1899 escribió: "En la fraseologia
del general siempre hay algo del patron que habla con su criado
y algo del imbécil que no ha sacado de la escuela militar
nada más que el brutalidad de su oficio".
Durante el juicio Bresci evocó como causa del regicidio
las masacres cometidas y el hecho de haber visto: "a los
autores de las masacres de mayo siendo recompensados en lugar
de ahorcarlos". El anarquista Armando
Borghi recuerda cómo después de 1898 en los
círculos revolucionarios, la matanza de Humberto I fuera
considerada "un primer paso útil hacia una revolución
republicana".
La intolerancia de Umberto y, sobre todo, de su esposa, la reina
Margherita por las protestas del pueblo, compartida por muchos
de los altos rangos militares y por los industriales, llevó
a elaborar un proyecto de golpe de estado institucional, que preveía
la disolución del Parlamento, visto como inactivo e infiltrado
por los socialistas, transfiriendo el poder al rey y a los políticos
más reaccionarios.
El viraje autoritario de fin de siglo se completó con una
ley que redujo el cuerpo electoral en 847.000 electores, reduciendo
el porcentaje de votantes sobre la población total de Italia
del 9,8% al 6,9% (Feldbauer).
El de Bresci no fue el premier atentado a la vida de Humberto
I: anteriormente habían intentado en vano acuchillar el
rey Giovanni Passannante, de Salvia
di Lucania (provincia de Potenza), el 17 de noviembre de 1878
en Nápoles y Pietro Acciarito
de Artena (provincia de Roma), el 22
de abril de 1897 en la via Appia en Roma, mientras que se
dirigía hacia el Hypódromo de Capannelle.
Por Acciarito el desencadenante del ataque fue la indignación
por el hecho de que el rey había ofrecido un premio de
24 mil liras al caballo ganador, mientras que muchos italianos,
incluido Acciarito, se encontraban en una situación financiera
grave (Centini).
Giuseppe Ciancabilla en "l'Aurora" de Paterson
había escrito: "¡Los errores cometidos por
Passannante y Acciarito nos enseñaron que hoy en día,
una pistola de repetición es más fiable que una
puñal!", mientras que el mismo Humberto I, después
de los dos ataques con cuchillos, había previsto que estaría
condenado cuando los atacantes habrían dejado el puñal
a un lado y habrían decidido agarrar la pistola (Felisatti).
El periódico Il Messaggero del 18 de mayo de 1890
informa de un hecho que demuestra que Humberto era consciente
del peligro de un buen tirador de arma de fuego: al visitar un
concurso de tiro vio que un famoso maestro de esgrima había
obtenido una excelente puntuación en la galería
de tiro, entonces le estrechó la mano, felicitándolo
y comentando: "¡mucho mejor que la espada!".
Humberto
Humberto, que había
ascendido al trono el 9 de enero de 1878, era conocido, de acuerdo
con la iconografía que le era favorable, como "el
rey bueno", pero las masacres que ordenó o respaldó
le valieron el nombre popular de "rey metralla".
Según el patriota y ministro Silvio
Spaventa, el rey Humberto "lamentablemente es ignorante:
es decir, que no tiene la cultura necesaria y adecuada para su
tiempo y grado". El mismo Humberto le decía a
su hijo: "recuerda que por un rey es suficiente que sepa
trazar su propia firma, leer el diario y montar a caballo"
(Galzerano,
2001, pág. 147).
Según su ayudante de campo, el teniente coronel Paolo Paolucci
delle Roncole, el rey no tenía intereses ni curiosidad
cultural ni tendencia por las artes, no leía libros y aún
escribir le resultaba doloroso y fatigante (Silipo).
El historiador antifascista Gaetano
Salvemini (1873-1957) en "Terrorismo e attentati individuali"
de 1947 escribió: Humberto era un tirano en el
sentido clásico de la palabra, apoyando el estrangulamiento
de las libertades [...] La memoria de Bresci está rodeada
de un auréola de simpatía y gratitud en la conciencia
de muchos italianos [...] la gran mayoría del país
consideró que Humberto no había robado esa bola
de revólver.(Sacchetti).
Francesco Crispi definía a Humberto un imbécil
que se deja guiar por falsos escrúpulos de constitucionalismo,
el alcalde de Roma Alessandro Guiccioli lo acusó de falta
de voluntad y de falta de la clara intuición de
la alta y muy noble misión que le tocaría,
mientras que el presidente del Senado Domenico Farini lo juzgaba
poco franco, voluble, y que a menudo no sabía nada, ni
siquiera leía los diarios. Una vez que había ido
a hablar con él sobre una grave crisis gubernamental, se
dio cuenta de que Humberto se había quedado dormido. Además,
no pensaba en nada más que en la caza o en las mujeres,
haciéndose vulnerable a mil chismes (Felisatti).
Umberto era conocido por su desenfrenada actividad sexual, además
de su esposa tenía una amante oficial, la duquesa
Litta, con nombre de soltera Eugenia Attendolo Bolognini,
que también era amante de su hijo Victor Manuel y de Napoleón
III, y que fue involucrada en lo scandalo finanziario de la Banca Romana, y absolvida como todos
los otros poderosos acusados (Lisanti).
También frecuentaba a Rosa Vercellana "la
bela Rosin" ("la linda Rosita"), que
vino a ser amante oficial de su padre a la edad de 16 años.
Humberto necesitaba un cambio continuo de mujeres, elegidas de
fotografías, recibidas en el palacio y despedidas con un
sobre que contenía dinero, lo que recuerda a gobernantes
italianos más recientes, así como la pasión
por las chicas menores de edad, por ejemplo Cesarina Galdi, de
catorce años, la hija de un conde, que había dejado
embarazada, como ella misma declaró después del
regicidio
(Galzerano,
2001, pág. 147-155).
Después
del atentado
Bresci se dejó
apresar inmediatamente después
el regicidio, sin oponer resistencia, y declaró: "Yo
no he matado a Humberto. Yo he matado al rey. He matado a un principio".
Por lo menos ocho personasse contendieron por el "mérito"
de haber parado Bresci; inmediatamente después, algunos
de los transeúntes intentaron el linchamiento, del cual
lo quitaron los carabineros. El anarquista siempre mostró
un comportamiento tranquilo, y tres días después
del atentado, un periódico informó: "siempre
come cínicamente" (Galzerano, 2001). Justo después del ataque,
las autoridades establecieron una especie de cordón sanitario
alrededor de Monza y las noticias sobre el regicidio se difundieron
con dificultad. Los primeros reportajes
periodísticos referían que el regicida era cierto
Angelo Bressi, luego se corrigieron
y proporcionaron más detalles.
El criminólogo Cesare Lombroso
(1835-1909), cercano a las ideas socialistas, en un
texto de 1894 había definido a Passannante y Acciarito
como desequilibrados y degenerados, mientras que clasificó
a Bresci como "criminaloide", con inteligencia mediocre,
que había sufrido el empobrecimiento de su familia de origen,
empujado al crimen por el fanatismo, si bien no formaba parte
de una conspiración, incompatible con la indisciplina y
el amorfismo que Lombroso atribuía a los anarquistas (Galzerano, 2001,
pág 838). Además,
Lombroso, hablando de Bresci, afirmó que no había
signos de patología o rasgos criminales (según la
pseudociencia de la época), sosteniendo que para el regicidio
la causa urgente reside en las condiciones políticas
muy difíciles de nuestro país indicando
"la máxima culpa de las clases dominantes [que
es] no curar los males que nos dañan, sino atacar inexorablemente
a los que los revelan. Un remedio extraño. de verdad, que
sería suficiente por sí solo para mostrar cuán
bajo hemos caído (Zucca).
Lev Tol'stoj así comentó
el regicidio: "Éstos siempre se ven en uniforme
militar con al lado el instrumento del asesinato, el sable. El
asesinato es por ellos una profesión, pero es bastante
que uno de ellos sea asesinado, y les oiréis recriminarse
y indignarse".
El diario socialista frances "L'Aurore", el mismo
que el 13 de enero de 1898 había acogido el "J'accuse" de Émile
Zola, que había reabierto el caso Dreyfus, publicó
el 1er de agosto un suelto
de Albert Goullé que terminaba así "Cuando
un jefe de estado manda la muerte de veinte, cincuenta, cien hombres
del pueblo, son los asesinados que son criminales. Cuando un hombre
del pueblo se hace vengador de los asesinados, es él el
abominable asesino".
El activista anarquista Luigi Galleani definió a Bresci
El centelleante arcángel de la venganza popular
y de la justicia social, mientras que Armando Borghi
en Errico Malatesta (Milán, 1947) escribió
Bresci vino a nosotros desde el extranjero armado con
tres requisitos: una voluntad de hierro, una pistola de precisión
y una excelente calidad de disparo (Rosada).
El líder comunista Palmiro
Togliatti, en su artículo "Due date"
("Dos fechas") publicado en "Il comunista"
el 17 de agosto de 1922 escribió: "La muerte violenta
del rey Umberto fue el surgimiento, en una forma trágica
y exasperada de un conflicto profundo, de un contraste de fuerzas
reales [
] que todavía le toca a la historia resolver.
En la mano firme y en el ojo seguro del anarquista individualista,
casi simbólicamente, la voluntad y la fuerza de las masas
tomaron su forma, rabiosamente levantado para protestar contra
el poder del Estado italiano, opresor, asesino por hambre, fusilador
y madero" (Affortunati,
pag. 81).
Giuseppe Galzerano en su completísima obra sobre Gaetano
Bresci (2001), refiere una revisión
de los comentarios publicados en varios países, después
del atentado, y muestra que varios italianos que llevaron a cabo
atentados contra jefes de estado fueron considerados como héroes,
como Felice Orsini que había
llevado a cabo un ataque contra Napoleón III, emperador
de Francia, Guglielmo Oberdan, que había
intentado asesinar al emperador de Austria-Hungría Francisco
José I, Agesilao Milano,
que intentó asesinar al rey de las Dos Sicilias Fernando
II, Antonio Carra, que había matado
por apuñalamiento al Duque Carlos
III de Parma. Amilcare Cipriani, en el opúsculo arriba
citado, comentaba: "No entiendo la razón por la
cual el mismo acto, según la persona que lo comete, o a
quien está dirigido, se considera un acto de heroísmo
o un asesinato" (citado por Galzerano, 2001, pág.
52).
Entre las autoridades
que presentaron sus condolencias por la muerte de Umberto se encontraba
el presidente de los Estados Unidos William
McKinley, quien aproximadamente un año después,
el 14 de septiembre de 1901, falleció en consecuencia de
los disparos que le había disparado ocho días antes
en Buffalo el anarquista estadounidense de origen polaco Leon
Czolgosz, inspirado por el gesto de Gaetano Bresci, y de hecho
un recorte de diario sobre el atentado de Monza fue encontrado
encima de él.
Bresci fue llevado a la cárcel de Monza, donde fue interrogado
y torturado, según informaron los anarquistas, pero también
el parlamentario socialista Filippo Turati,
en "Critica sociale",
y como se puede intuir de varios detalles, como las manchas de
sangre que quedaron el carruaje que lo trasladó de Monza
a Milán y el hecho de que se movía cojeando. Durante
el juicio, uno de los periodistas que asistieron escribió:
"Todavía lleva en su cara las marcas de las palizas"
(Petacco). El anarquista siempre mantuvo
un comportamiento sereno, aparte de las protestas por la obligación
de usar una camisa de fuerza, motivado por la necesidad de evitar
que se suicidara, lo que aparece como una construcción
anticipada de una coartada, destinada para la farsa del suicidio
de Santo Stefano.
La familia
de Gaetano después del atentado
En 2020 Andrea Sceresini publicó en "La Repubblica"
noticias inéditas sobre lo que pasó con la esposa
y las hijas de Gaetano Bresci después del atentado en Monza.
Sophie Knieland cambió su apellido a Niel (Mazzone) y,
después de la muerte de Gaetano, se mudó a Cliffside
Park, Nueva Jersey, cuyo alcalde en septiembre de 1901 le ordenó
que se fuera "para prevenir eventuales problemas".
Sophie se volvió a casar con el sindicalista de origen
alemán Joseph Mang y se fue a vivir a los suburbios de
Newark, cerca de Nueva York. En 1912, Sophie y Mang se separaron
y ella se mudó a Chicago, donde Muriel fue confiado a la
custodia de un grupo de anarquistas, mientras que Sophie y Madeline
se mudaron a Glacier Park en Montana, donde la madre trabajaba
como cocinera en una cafetería. En 1913, la familia se
reunió en Seattle, y después de un año se
mudó a California, donde Sophie trabajó como cocinera
y sus hijas fueron a trabajar como empleadas domésticas
en familias, luego se mudaron a San Francisco en Monterey Boulevard.
Madre e hijas abrieron un quiosco de comida en la zona del puerto,
al principio tuvieron problemas con el crimen organizado local,
resuelto gracias a la ayuda de los estibadores, luego Sophie abrió
un salón de belleza y las hijas fundaron un grupo musical
femenino, las "Lorelei Syncopaters" (véase
la foto, Madeline y Muriel son la tercera
y la cuarta empiezando de la izquierda). Sophie murió en
San Francisco en 1932 a la edad de 67 años. Madeline se
casó y murió en San Francisco en 1974. Muriel se
casó, tuvo tres hijas y se mudó a Fresno, California,
donde murió en enero de 1981, y fue enterrada en el local.
cementerio con el nombre de su esposo, Mitchell.
La "conspiración"
Durante los interrogatorios,
los carabineros intentaron obligar a Bresci a confesar que tenía
cómplices, lo que el anarquista nunca admitió, explicando
en cambio a sus carceleros las razones de su acto. Bresci dio
respuestas de una "sutileza incomparable", irritando
al Coronel de los Carabinieros por "la forma desafortunadamente
convincente con que se expresaba" (Galzerano).
Después del atentado, circularon en la prensa mundial noticias
y testimonios inverosímiles sobre la presencia de Bresci
en los meses antes, en los países más variados,
de Budapest a Barcelona, de Bratislava a Ginebra, de Londres a
Bruselas, de Viena a Fiume y nada menos que a Buenos Aires.
El famoso detective italoamericano Joe
Petrosino también había investigado en los círculos
libertarios de Paterson para descubrir cómplices e instigadores
del atentado de Monza, concluyendo que el regicidio era el resultado
de una conspiración tramada por un grupo de anarquistas
de Paterson afiliados a la "Mano Negra" (que en ese
época todavía tenía implicaciones libertarias)
y que Bresci había sido designado por sorteo con los números
de la rifa (Toscano). Durante la investigación
sobre el asesinato de McKinley, Petrosino interrogó y maltrató
a Sophie Knieland, la compañera de Bresci (Toscano).
Durante las investigaciones, en Italia y en los Estados Unidos,
brotó una plétora de personas que atestiguaron,
después del ataque, haber sido informadas de antemano por
numerosos y heterogéneos cómplices de Bresci, que
a menudo demostraron ser nada menos inexistentes en los registros
públicos. El diario socialista "Avanti!" del 26 de agosto de 1900 comentó:
"Los cómplices del regicidio son ahora más
numerosos que los soldados de Jerjes: rojos y negros, amarillos
y azul, han preparado el crimen" (Galzerano, 2001, pág.
341).
Los altos niveles de la Seguridad del Estado, y en particular
el Ministro del Interior Giovanni Giolitti,
siguieron con gran convicción la pista de una conspiración
dirigida por la ex reina de las Dos Sicilias, María
Sofía de Baviera, en ese momento. en el exilio en Villa
Hamilton en Neuilly-sur-Seine, cerca de París, cuyo salón,
además de aristócratas e intelectuales, hospedaba
a anarquistas y revolucionarios socialistas y republicanos, vistos
favorablemente como anti-Saboya. Por estos conocidos, María
Sofía era apodada por Marcel Proust de "la reina
de los anarquistas", a pesar de ser la hermana de Isabel de Baviera, llamada "Sissi",
emperatriz de Austria que fue asesinada en Ginebra en 1898 a la
edad de 61 años por el anarquista italiano Luigi
Lucheni. Además de sospechar que María Sofía
había financiado y protegido a Bresci y otros presuntos
conspiradores, los servicios secretos italianos, infiltrados entre
los anarquistas italianos en el exilio, estaban convencidos de
que había un plan para liberar a Gaetano Bresci de la cárcel,
y más tarde de la penitenciaría.
Otro juicio por el asesinato de Umberto, dedicado a los supuestos
cómplices de Bresci, a pesar de la gran cantidad de personas
investigadas, incluso de manera brutal, no llegó más
allá de la etapa de investigación, por la absoluta
inconsistencia de las pruebas recopiladas.
Años más tarde, Pietro Acciarito, el fracasado regicida
de 1897, cuando le preguntaron si Bresci había sido instigado
por alguien, respondió: "Cualquiera sociedad que
sea no puede tomar a un hombre y decirle que mate. Digo que Bresci
actuó solo, si alguna vez tuvo un estímulo, esto
fue por parte de la miseria" (Galzerano, 2001, pág.
345).
Durante muchos años, sin embargo, el anarquista Luigi
Granotti, de Sagliano Micca (provincia de Biella), conocido
como "il biondino" (es decir «el rubiecito»,
a pesar de no serlo) fue allanado como cómplice de Bresci.
Granotti había venido a Italia desde Paterson dos semanas
después de Bresci, y estaba con él en Monza en los
días del regicidio. Granotti habría llegado en tren
junto con Bresci, habría buscado un alojamiento con él
en la misma pensión, y como no lo había encontrado,
se habría quedado en la locanda
del Mercato, en la misma zona.
Granotti se huyó de Italia unos días después,
cruzando los Alpes a Gressoney y pasando por Suiza. A pesar de
la condena sin comparecencia a cadena perpetua recibida el 25
de noviembre de 1901, no es en absoluto seguro que Granotti haya
participado en el regicidio o que estuviera al corriente de eso
de antemano. Luigi Granotti fue allanado durante décadas,
con numerosos falsos avistamientos en todo el mundo, desde Shanghai
a Buenos Aires, desde Londres a San Francisco, desde Chicago a
Singapur, y en todo caso nunca regresó a Italia y falleció
en Nueva York en 1949 (enlace).
La reacción
El regicidio desencadenó
la respuesta de los sectores más reaccionarios del país.
La ciudad de Prato, lugar de nacimiento de Bresci y Monza, el
inculpable escenario del regicidio, fue golpeada por una especie
de damnatio memoriae, tanto que la Villa Real de Monza,
lugar habitual de los veraneos reales, fue prácticamente
abandonada.
En el campo de entrenamiento de la sociedad deportiva "Forti
e liberi", en el punto exacto del regicidio, se construyó
una capilla conmemorativa en forma de estela, llamada "Cappella reale espiatoria"
(es decir «Capilla real expiatoria»), inaugurada
en 1910, en la cripta de la cual se halla un cipo.
colocado en el lugar exacto donde Bresci mató a Humberto.
La sede y el campo de entrenamiento de la sociedad deportiva "Forti
e liberi" se transfirieron y aún se encuentran
en via Cesare Battisti, a pocos
metros del lugar original.
La venganza contra Bresci por parte de los reaccionarios y del
poder también involucró a su familia: su hermano
Lorenzo, zapatero, fue perseguido y encarcelado hasta que se quitó
la vida tres años después. El otro hermano, Angiolino,
que había elegido la carrera militar y era teniente de
artillería, se vio obligado a cambiar de apellido, adquiriendo
el de su madre, para no perder su trabajo. Muchos otros italianos
llamados Bresci prefirieron cambiar el apellido para evitar represalias
y agresiones. Su cuñado, Augusto Marocci, obrero del Fabbricone,
el organizador sindical, Giulio Braga, junto con otros anarquistas
de Prato, entre ellos Luigi y Carlo Masselli, también fueron
arrestados cuando los sorprendieron al arrancar las insignias
del luto nacional.
El diario de Milán "Il Corriere della Sera"
del 9 de agosto de 1900, en una correspondencia de París,
culpó nada menos a la educación primaria como factor
de incitación al regicidio, ya que permitía a los
obreros leer, y entonces consultar a los periódicos subversivos.
La prueba habría sido el fracasado
atentado al Sha de Persia Muzaffar
al Dîn en París, il 1er de agosto, tres días después
del regicidio de Monza, cuyo perpetrador, el anarquista François
Salson, habría sido instigado por leer sobre el hecho
de Bresci (Galzerano,
2001, pág. 217).
El filósofo liberal Benedetto
Croce (1866-1952) mencionó Bresci como "un
anarquista que vino de América" sin ni siquiera
mencionar su nombre
(Petacco).
Los reaccionarios también atacaron a los republicanos y
socialistas y sus secciones, mientras que las fuerzas del orden
no solo no defendían a las personas agredidas, sino que,
en cambio, las arrestaban y las pegaban
a su vez.
El socialista Alfredo Angiolini (1900) escribió
: "Por lo tanto, no había razón para despotricar
contra los socialistas, pero los periódicos de la reacción
empezaron a hablar de conspiraciones, acusaron a los socialistas
de instigadores y responsables morales del asesinato, pidieron
nuevas disposiciones, nuevas medidas excepcionales contra todos
los subversivos, presiones al ministerio para recrear aquellos
métodos liberticidas que habían caracterizado al
gobierno Pelloux, incitando a los pícaros y a la chusma
de la sociedad contra los periódicos socialistas, contra
la sociedad democrática".
Durante más de un año se llevaron a cabo cientos
de juicios por apología del delito, por hechos que fueron
totalmente insignificantes, si no ridículos, pero que a
menudo terminaban con condenas para los acusados, dando además
la sensación de que el pueblo italiano en su conjunto estaba
muy lejos de desaprobar al regicidio y, en cambio, Bresci disfrutaba
de una gran simpatía y solidaridad, especialmente entre
las clases menos ricas.
La Iglesia católica se distinguió por una frialdad
extrema hacia el luto de la familia real y de Italia, con quien
no había relaciones diplomáticas después
de la conquista de Roma, con la brecha
de Puerta Pía del 20 de septiembre de 1870 (véase
mi página web).
El Papa León XIII, que ya tenía
noventa años, se negó a permitir ritos religiosos
en memoria de Humberto, el diario del Vaticano, L'Osservatore
Romano, explicó de manera lacónica y muy fría
la actitud hostil de la Iglesia Católica hacia la Casa
de Saboya. Además, varios sacerdotes fueron condenados
por apología del regicidio.
El juicio
El juicio fue instruido
en sólo un mes, el 17 de agosto la Fiscalía de Sección
emitió el veredicto de encausamiento. Por decisión
del presidente Luigi Gatti, la vista duró solo un día,
entre las 9 y las 18 del 29 de agosto de 1900 en la Audiencia
Nacional en Milán, en el palacio del Capitán de
Justicia, en Piazza Beccaria, fuertemente custodiado por las tropas.
El tribunal rechazó la solicitud de la defensa de posponer
el juicio hasta tiempos más serenos. Bresci pidió
ser defendido por Filippo Turati, quien, después de una
conversación con él el 20 de agosto, al día
siguiente le informó de su negativa, incluso porque no
ejercía la abogacía desde diez años. Describió
Turati al prisionero como agradable, sin rasgos anormales, pero
"una figura fría y concentrada, casi glacial, tanto
como para hacer impenetrable su pensamiento", pero a
quien le importaba no parecer un criminal común. El líder
socialista, sin embargo, lo juzgó con inteligencia muy
limitada (Galzerano,
2001, pág. 235).
Las ideas de Turati sobre el regicidio de Monza se expresan claramente
en un artículo que se le atribuye, "La successione",
publicado en "Critica Sociale" del 1er
de agosto de 1900: "uno de esos desequilibrados, que en
toda época desahogaron su irritación impulsiva,
y que en los tiempos modernos - por causa de una secuela que se
va atenuando cada vez más, de la psicología generada
por las revoluciones burguesas - a veces todavía se ilusionan
de que podrían modificar algo esencial en el mecanismo
politico, matando a quienes encarnan su parte más superficial
y decorativa" (Galzerano, 2001, pág. 445).
Turati le recomendó a Bresci que confiara su defensa al
abogado de Nápoles Francesco Saverio
Merlino, que había sido anarquista de joven, anteriormente
agitador político en los Estados Unidos, para organizar
los trabajadores italianos, también en Paterson en noviembre
de 1892, y que en la época del juicio simpatizaba por los
socialistas revolucionarios, incluso sin practicar actividad política.
En 1895, Merlino, mientras estaba detenido, se propuso como candidato
para las elecciones políticas en el distrito electoral
de Prato, apoyado por anarquistas y socialistas (Affortunati, pag. 59). Fue nombrado Merlino el día
anterior al juicio y solicitó en vano un aplazamiento para
estudiar la enorme cantidad de documentos, y para convocar unos
testigos de la defensa residentes en los Estados Unidos, también
para determinar la posible existencia de una conspiración
nacida en Paterson de la cual Bresci hubiera sido el ejecutor
material. Merlino estaba flanqueado por el abogado Mario
Martelli, presidente del Colegio de Abogados de Milán,
que al principio había sido nombrado abogado de oficio.
Los cronistas de los diarios burgueses se desencadenaron con descripciones
negativas de Bresci, definiéndolo: "antipático",
"desgraciado", "abatido y transido",
"nervioso y asimétrico", "repulsivo",
"víbora", "bestia salvaje",
"degenerado","reptil","abyecto"
y "pervertido". Físicamente, era "bastante
feo", según otros "muy feo",
dotado de "ojos hundidos", " mirada de
reojo", "expresión siniestra",
"nariz grande", "mentón corto
y sobresaliente" (?!), y nada menos "uñas
largas". Además aparecía "huesudo
pero no poderoso", "flaco", con "rasgos
faciales muy marcados", caracterizado por "profunda
palidez del rostro", "voz muy débil y
temblorosa", "falto de toda energía física
y mental", por no callar el hecho que "muestra
ferocidad y genera repugnancia", y que "el asco
que suscita se convierte en náuseas" (Galzerano, 2001,
pág. 270-275).
El diario Il Correre della Sera del 31 de agosto de 1900
nada menos agredió la hija de Bresci, Maddalena, "espigada
y enfermiza, y que a los dieciocho meses todavía no le
habían salido los dientes incisivos" (Galzerano, 2001,
pág. 322).
También durante
el juicio, el Ministerio Fiscal, en la persona del fiscal general
suplente del Tribunal de Apelaciones de Milán Nicola
Ricciuti, trató acreditar la tesis de una conspiración
anarquista para matar a Humberto, lo que a su juicio fuera probado
por el hecho que el acusado vino de Paterson, sede de una numerosa
colonia anarquista. Sin embargo Bresci siempre sostuvo que actuó
solo y de su iniciativa.
El abogado Merlino llegó de Roma sin poder dormir porque
tuvo que estudiar en el tren los documentos que estaban disponibles,
y fue seguido por policías de paisano. Durante la audiencia,
fue interrumpido varias veces por el presidente del tribunal,
por el fiscal y por el público, que según el diario
"Il Mattino" de Nápoles era hecho de "periodistas,
maderos de paisano y carabinieros", y trató de
hacer reflexionar todos sobre el hecho de que la violencia de
los individuos era alimentada más bien que sofocada por
la violencia y la represión del estado, y sobre la utilidad
de hacer justicia, más bien que venganza, para no generar
más actos de rebelión violenta, como el regicidio.
El abogado Martelli en su breve arenga defensiva argumentó
que Bresci, aunque no estuviera loco, estaba obsesionado con la
identificación incorrecta del rey con el estado, y él
también pidió que se hiciera justicia y no venganza.
Bresci fue condenado por el delito de regicidio "a la
cadena perpetua, con los primeros siete años en segregación
continua en celda, a la interdicción penal perpetua, al
entredicho legal, a la pérdida de la capacidad de hacer
testamento, considerando como nulo el testamento que por casualidad
hubiera sido hecho por él antes de la condena"
(la pena capital había sido abolida en Italia en 1889 por
el código penal Zanardelli).
El artículo 117 del mismo código establecía:
"Toda persona que cometa una acción dirigida contra
la vida, la integridad o la libertad de la persona sagrada del
Rey es castigada con cadena perpetua", mientras que el
artículo 12 del mismo Código establecía que
"la cadena perpetua es a perpetuidad. Se cumple en un
establecimiento especial, donde el presidiario permanece durante
los primeros siete años en confinamiento celular continuo,
con la obligación de trabajar". Parece que su
compañera Sophie, cuando recibió la noticia de la
condena, envió una petición a la reina madre, incluso
si esta circunstancia fue negada por los ambientes anarquistas
de Paterson.
Bresci se negó a interponer apelación contra la
sentencia ante el Tribunal de Apelación; fue visitado en
la cárcel por el abogado Caberlotto, un colaborador del
abogado Martelli, y declaró que solo interponía
apelación a la próxima revolución. La sentencia
de condena se publicó
el 8 de septiembre en las esquinas de Milán.
Santo
Stefano
Los procedimientos
de detención y transferencia de Bresci siempre se mantuvieron
secretos por temor que sus camaradas anarquistas trataran de liberarlo.
El presidiario fue encerrado en aislamiento en un primer momento
en la cárcel de San Vittore en Milán, luego fue
embarcado en La Spezia el 30 de noviembre de 1900 y a las siete
de la mañana del 23 de enero de 1901 fue desembarcado por
el buque aviso con ruedas de paletas "Messaggero"
de la Marina militar del Reino de Italia en la isla de Santo Stefano,
en el archipiélago de las Islas Pontinas (véase
mi página web) ,y a
las doce fue tomado a su cargo por el registro de la penitenciaría
de la isla.
Durante el traslado por mar a Santo Stefano, la tripulación
tenía la orden de no hablar con Bresci, pero parece que
un marinero, Salvatore Crucullà, durante el transbordo
en bote desde el "Messaggero" a la isla, preguntó
al anarquista por qué había matado el rey. Bresci
habría respondido: "Lo hice también por
ti", provocando las risas de la tripulación, que
no entendió el significado de la frase.
Las dos fechas de llegada y salida son incongruentes con la distancia
relativamente corta entre La Spezia y Santo Stefano, y esto podría
explicarse por una detención intermedia, mencionada en
aquel momento por los periódicos, en la penitenciaría
de Portoferraio, en la isla de Elba. Bresci fue detenido en
una de las veinte celdas de la sección de aislamiento llamada
"La Rissa", a tres metros bajo el nivel del mar, donde
Bresci, bajo una ventana, habría escrito la frase: "la
tumba de los enterrados vivos". El tiempo transcurrido
en Portoferraio habría sido el lapso necesario para equipar
la celda asignada a Bresci en Santo Stefano (Zucca), pero según Petacco la transferencia
se debió a la solidaridad de los otros prisioneros hacia
Bresci, también por la detención continua en cadenas,
que ya no estaba permitida por la ley.
Según un informe publicado por el diario de Nápoles
"Il Mattino", escrito por el Caballero G. Di
Properzio, que visitó Santo Stefano dos días después
de la muerte oficial de Bresci, el preso disfrazado partió
de Milán con un tren directo para llegar a La Spezia, la
tarde del 21 de enero de 1901, escoltado por el Director General
de Prisiones Alessandro Doria y por cinco carabineros. Desde la
estación de La Spezia, siempre disfrazado y completamente
afeitado y rasurado, lo habrían llevado con un carruaje
de alquiler al arsenal, donde habría abordado el "Messaggero"
hacia Santo Stefano, llegando casi dos días después.
En Santo Stefano se edificó una celda
especial para Bresci: la Dirección General de las Cárceles
envió el proyecto al Caballero Vito Cecinelli, director
de la carcel: era del todo idéntica a la que Alfred
Dreyfus ocupaba en la Isla del Diablo desde 1895, y que todavía
siguió ocupando hasta 1906. En la misma celda de Bresci
en precedencia había sido sepultado vivo Pietro Acciarito,
el autor del fracasado atentado de Humberto I en 1897, antes de
ser llevado en 1904 en el manicomio criminal de Montelupo Fiorentino,
donde terminó sus días en 1943.
Ligeramente más pequeña de las ordinarias, la celda
número 237 era de 3 x 3 metros, los únicos adornos
consistían en una cama de madera con colchón de
crines (que se levantaban durante el día y se tenía
que atarlos a la pared con gruesas correas de cuero), un taburete
fijado al pavimento, una jofaina de madera, y el tradicional orinal. La celda estaba separada de las
otras y se hallaba al extremo de un pasillo construido entre las
oficinas y los depósitos; La terraza para la recreación
estaba también aislada, de modo que el preso se encontraba
separado de los otros prisioneros aun en ese momento de atenuación
de la reclusión. La terraza era el único punto en
el cual los otros presos podían teóricamente ver
a Bresci, pero su recreación coincidía con un momento
durante el cual los compañeros de detención se encontraban
cerrados: hasta que ellos comprendieron que Bresci se había
muerto apenas porque su prohibición diaria a salir durante
esa hora se terminó (Mariani).
En la terraza habían también dos garitas
para las dos centinelas que lo controlaban en cada momento.
El 18 de mayo, el inspector Alessandro Doria llegó a Santo
Stefano, visitó la prisión y ordenó al director
que quitara al prisionero el uso de un taburete bajo, ya que podía
sentarse en el suelo y respaldarse en la cama, que le prohibiera
guardar un pañuelo y llevar camisetas de algodón,
además de comprar pastillas de jabón. También
se le prohibió escribir o recibir cartas de su pareja Sophie
(Galzerano,
2001, pág. 799).
Bresci tenía los pies encadenados y vestía el uniforme
con cuello negro, que distinguía a los condenados por los
delitos más graves, mientras que los otros prisioneros
lo tenían amarillo. Su comida diaria consistía en
una sopa sin carne y una hogaza. Además, podía comprar
comestibles en la tienda de la cárcel, pero rara vez lo
hacía: de las sesenta liras depositadas en la administración
(enviadas desde Estados Unidos por su esposa) gastó menos
de diez (Centini).
También en Santo Stefano Bresci mostró un comportamiento
tranquilo y aceptó la visita del capellán
de la prisión, el padre Antonio Fasulo, pero solo para
obtener algunos libros. Recibió una copia de la Biblia,
y una de las "Vidas de los padres", que no apreció,
y por lo tanto también pidió el vocabulario francés-italiano
Cormon y Manni, que se encontró abierto y arrugado en su
celda en el momento del hallazgo oficial de su cuerpo. Bresci
también tenía a su disposición el boletín
mensual de la "Rivista di disciplina carceraria",
concebido para la educación de los presos, conteniendo
cuentos edificantes, morales y patrióticos, el cuarto y
último libro disponible en la pequeña biblioteca
de la penitenciaría (Zucca).
La muerte
La oficina de matrícula
de la Real Penitenciaría de Santo Stefano anotó
la muerte del prisionero "Gaetano Bresci hijo del finado
Gaspero, condenado a la cadena perpetua por el asesinato en Monza
del rey de Italia". Gaetano Bresci tenía trenta
y dos años.
Afirmó el carcelero Antonio Barbieri que había encontrado
muerto a Gaetano Bresci a las 15,00 de miércoles 22 mayo
1901, después de diez meses de encarcelamiento. A las 14:45
Barbieri había visto Bresci vivo, leyendo cerca de la ventana
de la celda. Según la versión oficial, Bresci se
habría estrangulado con una toalla, o con un pañuelo
(según dos versiones, ambas oficiales), colgándose
a la reja de la ventana, y escapando a la vigilancia continua
desde la mirilla, mientras que el vigilante a las 2:50 de la tarde
se había ausentado pocos minutos para hacer sus necesidades,
y sin hacer ningún ruido, a pesar de tener los pies cerrados
por una larga cadena, fijada a una pared de la celda, que tintineaba
con el mínimo movimiento del prisionero.. Los dos carceleros
Barbieri y De Maria fueron suspendidos del servicio.
El segundo carcelero, Giovanni De Maria, según la versión
oficial, estaba durmiendo, y corrió a la llamada de Barbieri,
junto con el preso Leonardo Tamorria, un herrero de Partinico
(provincia de Palermo), que tenía libertad para moverse
dentro de la prisión, ya que se encargaba de los servicios
generales. Del registro de la prisión se ve que la última
inspección se llevó a cabo a las 9:30 y la última
revisión de los barrotes a la 1:10 de la tarde.
Según la Rivista
Anarchica se cambió la primera versión oficial,
que hacía referencia a una toalla, cuando se supo que a
los presos no se les permitía tener toallas en la celda,
así que cambiaron a un pañuelo, que de todos modos
tenía que ser lo suficientemente grande como para colgarse.
Otras versiones se refieren a un mantel (nadie sabe de dónde
podría venir, ya que Bresci tampoco tenía una mesa
en su celda), a una corbata (no está claro cómo
un prisionero podría tener ese tipo de prenda de vestir),
empalmada a la toalla o el cuello o bien a los pantalones del
uniforme de la prisión cortados en tiras y anudados para
hacer una cuerda. No parece que se hayan encontrado estos objetos
en la celda, al contrario, el doctor de la prisión Francesco
Russolillo, en el primer examen del cadáver, notó
que llevaba el uniforme con rayas blancas y avellana, y los pantalones
estaban intactos. Por lo tanto, hay un fuerte y fundado sospecho
de que Bresci haya sido asesinado, tal vez en una fecha anterior
a la declarada oficialmente.
El semanal frances Le Petit Journal en un breve suelto
del ejemplar de 9 junio 1901 atribuye el suicidio
a las desperadas condiciones de detención en aislamiento,
y para resolver el problema del escape de la vigilancia, supone
que los carceleros hayan intencionadamente dejado Bresci hacer lo que deseaba, por
razones humanitarias, permitiéndole poner fin a su sufrimiento. Otro semanario francés,
L'Assiette au beurre, del 6 de junio de 1901 representa
en cambio en su portada
el cadáver ahorcado de Bresci vigilado por un guardia,
un sacerdote y un burgués con sombrero de copa, y al final
de la página un comentario de Victor Manuel III: "
es lo mejor que podía pasar ".
Gaetano Bresci, como de costumbre, había puesto aparte
para la cena una porción de su ración diaria de
alimentos que recibía por la mañana, una sopa sin
carne con verduras y pasta, y un poco de pan gris, que no hace
pensar a una persona en el punto de suicidarse.
El médico de la prisión, Francesco Russolillo, que
informó haber visto el cadáver de Bresci inmediatamente
después de que fue encontrado, aún con la "cuerda"
alrededor de su cuello, cuenta el marco típico de la muerte
por estrangulación. El anarquista Amilcare Cipriani, en
el pasado detenido durante ocho años en la penitenciaría,
consideró la hipótesis del suicidio completamente
imposible, tanto por la vigilancia continua como porque ningún
prisionero podía tener pañuelos, toallas o cualquier
otra pieza de tela adecuada para hacer una cuerda, además
faltando un soporte al que pueda engancharse.
Algunas coincidencias, si fueran confirmadas, podrían reforzar
la tesis de un asesinato de estado: el Director General de Prisiones
Doria fue promovido dos meses después de la muerte de Bresci
y se habría beneficiado de una duplicación de sus
ingresos (pasando de 4.500 a 9.500 liras por año). El preso
anarquista Ezio Taddei, refirió el relato de un viejo penado,
según el cual Bresci habría sido estrangulado por
un prisionero, el jefe-grumete Sanna, que dos días después
de la muerte de Bresci, fue trasladado a Procida y luego liberado
por la concesión del indulto del soberano, tal vez como
recompensa por el asesinato (Galzerano, 2001, pág. 855).
El ex presidente de la República Italiana Sandro
Pertini en una intervención del 19 noviembre 1947 a
la Asamblea Constituyente dijo: " ... hablo por experiencia
personal (...) . En la cárcel, honorable Ministro, se hace
esto: se pega un preso; por los palos el preso se muere, y entonces
todos se preocupan, y no se preocupan sólo los carceleros
que pegaron al preso, sino también el director, el médico,
el capellán y todos los que forman parte del personal de
la cárcel. Y entonces hacen esto: desnudan al preso, lo
colgan a la reja y lo dejan descubrir así colgado. Entonces
llega el doctor y hace el parte médico de muerte por suicidio.
Esta fue la muerte de Bresci. Bresci fue golpeado a muerte, entonces
colgaron su cadáver a la reja de su celda de Santo Stefano,
donde yo me quedé un año y medio".
Ugoberto Alfassio Grimaldi, citando testimonios de presos políticos,
escribe de Bresci: "... ese 22 de mayo los tres guardias
le hicieron el " Santantonio ": o sea cubrir a alguien
con mantas y sábanas y después apalearlo a muerte;
su cadáver había sido enterrado, en un lugar quedado
sin huella en los archivos de Santo Stefano, por dos penados enviados
adrede allí de otra cárcel, y después enviados
inmediatamente atrás; el comandante de la penitenciaría
había sido promovido y los tres presos habían sido
recompensados".
De los documentos privados del ex Primer Ministro Francesco
Crispi, parece que ya el 18 de mayo, cuatro días antes
de la fecha "oficial" de la muerte, un representante
del gobierno, el mencionado inspector Alessandro Doria, estaba
en Santo Stefano. Para esta visita, el director de la prisión
le preguntó al ministerio si debía permitir que
Doria viera a Bresci. Además, el 24 de mayo, dos días
después de la muerte "oficial", los médicos
que realizaron el examen post mortem encontraron el cuerpo en
una estado avanzado de descomposición. Según el
testimonio de un ex carcelero, Bresci fue asesinado no menos de
quince días antes, el 7 de mayo, de modo que un periodista
que presenció su entierro informó que el cuerpo
tenía un fuerte olor a podredumbre (Rivista Anarchica; Galzerano,
2001, pág. 843).
El cadáver de Bresci fue sometido a una autopsia realizada
por nada menos que cuatro médicos forenses, incluido el
profesor Corrado, titular de la cátedra de medicina forense
de la Universidad de Nápoles y los doctores Gianturco y
De Crecchio. No queda rastro del detallado informe elaborado por
los médicos (Galzerano,
2001, pág. 818).
El diario anarquista italo-americano L'Aurora del 8 junio
de 1901 (suplemento del número 34) imagina (¿o narra?)
que el rey Victor Manuel III haya sido de incógnito a Santo
Stefano para pedirle a Bresci que respondiera del asesinato de
su padre Humberto, que la respuesta del anarquista haya sido desdeñosa,
y que los carceleros hayan estrangulado Bresci en su propia celda (Galzerano, 2001,
pág. 845-848).
Gaetano Bresci compartió con otros presos el destino de
ser asesinado por los que tenían que custodiarlos. Entre
los otros Costantno Quaglieri, asesinado en Roma en la cárcel
de Regina Coeli en 1894 (véase
mi página
sobre él), Romeo Frezzi, matado
en Roma en la cárcel de San Michele
a Ripa en 1897 (véase mi página
sobre él), el joven comunista calabrés Rocco
Pugliese, matado como Bresci en Santo Stefano en 1930 (véase
mi página sobre él)
y el ferroviario anarquista Giuseppe Pinelli,
lanzado por una ventana de la jefatura de policía de Milán
el 16 diciembre de 1969, cien años y un mes después
del nacimiento de Gaetano Bresci, y nunca
olvidado.
Después
del asesinato
En el registro de
la carcel, que describía vida y muerte de cualquier prisionero,
falta la página 515, correspondiente al número de
matrícula de Bresci. Incluso en el Archivo
Central del Estado, en Roma, no se puede encontrar nada que
concierne a Gaetano Bresci. Según Arrigo
Petacco (1929-2018), autor de una exitosa biografía
de Bresci, también desapareció el contenido del
expediente que, entre los "papeles secretos" del jefe
de gobierno Giolitti, encerraba la documentación no oficial
sobre la muerte de Bresci.
El cuerpo de Bresci fue sepultado el 26 mayo 1901 en el cementerio
de Santo Stefano, y en la fosa fueron también echadas todas
sus cosas. Según otras fuentes, en cambio, el cuerpo de
Bresci fue echado en mar, como deseaba el diario de Nápoles
"Il Mattino" en un suelto firmado "Vagus"
(Galzerano,
2001, pág. 837).
El periodista y gastrónomo Luigi
Veronelli (1926-2004) se comprometió en la búsqueda
de la tumba de Bresci, y dibujó un mapa de las sepulturas
del cementerio, a partir de indicios que encontró en ellas,
incluidas las de los confinados de la era fascista, que, como
las más antiguas, no llevaban indicaciones. En septiembre
de 1964 Veronelli identificó una cruz llevando en una voluta:
"Gaetano Bresci 22 mayo 1901" (ParmaDaily, Galzerano,
2001, pág. 821).
De la detención del anarquista solamente quedó una
reliquia: su gorro de prisionero, que llevaba el número
515, y fuera guardado en el pequeño museo de la penitenciaría,
junto al gorro de Pietro Acciarito, el autor del fracasado atentado
a Humberto I en 1897. Los dos gorros quedaron destruidos durante
una revuelta de presos que estalló en Santo Stefano en
noviembre 1943.
En el museo
de Criminología de Roma son entonces abrigados unos
objetos confiscados a Bresci después
de su paro: el revólver con el cual había matado
al rey Humberto I, una cámara y reveladores fotográficos
y dos maletas con objetos personales.
Memoria
El 29 de julio de
cada año, a partir de 1901,
los anarquistas conmemoraron el regicidio de Monza y la figura
de Gaetano Bresci, números especiales de periódicos
y folletos, producidos fuera de Italia, en zonas donde se asentaron
las comunidades de emigrantes italianos, como Estados Unidos,
Brasil, Argentina, Francia y Suiza. Las publicaciones, además
de ser difundidas a nivel local, también fueron enviadas
o introducidas ilegalmente en Italia, dirigidas a los anarquistas
de la madre patria.
Muchos de los textos conmemorativos tenían en común
un sentimiento de desaprobación hacia el pueblo italiano,
que no había aprovechado la oportunidad del regicidio para
rebelarse y derrocar a un régimen antipopular y liberticida.
En honor al anarquista de Prato, se le dio el nombre de pila de
Bresci Thompson (1908-2004), pintor y escultor estadounidense,
nacido en Manhattan y luego trasladado a Chelsea.
El 27 de julio de 1947 la Federación anarquista lombarda
organizó en el Cine Astra de Monza en via Manzoni (véase
foto del actual edificio moderno
que se encuentra allí) una manifestación de conmemoración
de Gaetano Bresci, a la que tomó parte un millar de personas.
Al final se descubrió una lápida,
en "un desbordamiento de banderas anarquistas"
a pocas decenas de metros de la "Capilla Expiatoria".
El día siguiente la jefatura de policía de Milán
removió y embargó la lápida (enlace).
En 1971, el crítico de cine y guionista Tullio
Kezich (1928-2009) publicó la obra teatral W Bresci: storia italiana in due
tempi, ("¡Viva Bresci!: historia italiana
en dos actos", definida por el autor como un "psicodrama
grotesco", que pone en escena los acontecimientos históricos
que llevaron al regicidio de Monza, desde el regocijo de la corte
de Saboya y de las altas jerarquías militares por la represión
de los desordenes en Milán a los ecos de un posible golpe
promovido por los mismos círculos de la corte y por las
clases dominantes, al servilismo de la prensa y de una compañía
de teatro ententando poner en escena el regicidio sin inquietar
a la censura, al juicio que se desarrolló en un sólo
día, sin dejar ni una oportunidad a la defensa. Kezich
describe a Víctor Manuel III como un oportunista que intenta
evitar sufrir el mismo destino de su padre con una política
más cuidadosa y menos violenta, en contraste con su madre
Margherita, defensora de una respuesta reaccionaria. Kezich llega
a la conclusión de que todos los reyes deben ser asesinados
en los corazones y en las mentes de las personas, erradicando
la fe en el principio de autoridad.
En 2002, en la ocasión del regreso a Italia de los miembros
varones de la casa de Saboya, después de la eliminación
de la prohibición prevista por la Constitución italiana,
en Prato apareció un escrito en una pared: "Los
Saboya están regresando ... los camaradas de Gaetano ...
también" (Borsini).
El 29 julio 2004, en el 104o anual del regicidio, los anarquistas
turineses cubrieron el monumento
a Humberto I que surge en la colina de Superga en Turín,
y pusieron una lápida en
recuerdo de Gaetano Bresci.
En Carrara, corazón del anarquismo italiano, el 2 de mayo
de 1988 se inauguró un monumento
a Bresci, obra del escultor Sergio Signori. La obra, que quedó
incompleta por la muerte del artista, surge en Turigliano, en
los jardines frente del cementerio,
dedicados a Gaetano Bresci,
y ha sido realizada a comisión del artesano anarquista
Ugo Mazzucchelli.
Varios actores y músicos conmemoraron sacrificio de Gaetano
Bresci (véase los enlaces en la parte inferior de la página).
En las inmediatas cercanías de la Capilla real expiatoria
construida en Monza en el lugar del regicidio, se hallan dos inscripciones
murales celebrando Bresci, una en el paseo
de acceso y una en la reja perimetral.
Actualmente parece que sólo
una calle se ha dedicado a
Gaetano Bresci en Italia, exactamente en Prato, su ciudad
de nacimiento, no lejos de Coiano, la aldea donde se encuentra
su hogar natal. El ayuntamiento de Prato, dirigido por el alcalde
Lohengrin Landini el 1 de julio de 1976, decidió dedicar
una calle a Bresci: "parece digno de mención por
razones relacionadas con la historia italiana de principios del
siglo XX y el significado que en este contexto asume la figura
de este ciudadano de Prato", y además: "En
una evaluación histórica, su memoria se basa en
el reconocimiento de que el acto que realizó condujo a
un punto de inflexión en la política italiana en
el campo social, después de las represiones sangrientas
y reaccionarias que habían seguido a la Guerra africana
y los disturbios de 1898". La resolución recibió
el voto unánime de los 38 concejales participantes (Mazzone). Por el contrario, en Prato,
ninguna calle ha sido dedicada a los reyes u otros miembros de
la Casa de Saboya (Santin
y Riccomini).
En la isla de Ventotene, el quebrantaolas que abriga el puerto
nuevo está cubierto con murales, entre los cuales dos representan
Gaetano Bresci, uno con la
frase "Solo me apelo a la próxima revolución"
pronunciada por el anarquista durante el juicio, y el otro
está frente a la cercana isla de Santo Stefano.
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Canciones y teatro sobre Gaetano Bresci: